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Con pies de plomo respecto a Catalunya

La Policía Nacional carga en la escuela Ramon Llull de Barcelona.

La Policía Nacional carga en la escuela Ramon Llull de Barcelona. / FERRAN NADEU

Ante la situación política actual en Catalunya, muchos de los que tenemos amigos y conocidos en el resto de España nos hemos encontrado doblemente descolocados. Por un lado, por los tristes hechos del 1-O y, por el otro, por la falta de comprensión de quienes, no siendo catalanes, optan por mantenerse distantes ante nuestra comunicación de lo que estaba sucediendo.

En las interacciones por las redes sociales se me hizo necesario ir con pies de plomo si no quería echar a perder una relación con quien antes no tenía problemas a la hora de comunicarme. Entendí que era muy difícil hacer converger relatos distintos en aras de dilucidar aspectos objetivos de la situación. Me di cuenta que, sin yo manifestar mi posición personal al respecto, ya se me clasificaba entre lo que pensaban de determinada manera dando por supuesto la asunción de ideas opuestas a las del interlocutor.

Todo ello me sumió en una gran tristeza: unas acciones policiales que todavía retumban en mi interior y una incapacidad de encontrar consuelo en quienes sigo considerando personas cercanas.

Es vital encontrar vías que desenroquen las posiciones políticas actuales. Estamos ante una oportunidad histórica de crecer como ciudadanos del mundo en esta parte del sur de Europa entendiendo que, como dice Talane Miedaner: “Lo importante no es saber quién tiene razón, sino que el conflicto afecta a nuestra capacidad para atraer lo que deseamos en la vida”. Como se acabe traduciendo ello a nivel geopolítico quizás al final no sea lo más importante, si existe la verdadera voluntad de entender y respetarse. Y sobre todo, que el resentimiento no nos robe nuestra capacidad infinita de amar; aquella que nos descubre que unos sin los otros no podemos ir muy lejos.

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