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Cómo la crisis aleja a los jóvenes de sus sueños

Estudiantes en un aula de la facultad de Biologia de la Universitat de Barcelona (UB), en una jornada de las pruebas de selectividad. 

Estudiantes en un aula de la facultad de Biologia de la Universitat de Barcelona (UB), en una jornada de las pruebas de selectividad.  / EFE / ALBERTO ESTEVEZ

En España viven 47 millones de personas, de las cuales más de 14.000 están en paro; de estas, casi la mitad todavía no han cumplido los 25 años. ¿Cómo puede ser que haya esta tasa de paro tan elevada entre los jóvenes?

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La crisis económica tiene una gran influencia no solo por el factor laboral -es innegable que se han reducido las oportunidades de trabajo en España- sino que, además, es el detonante de muchas de las decisiones que se toman, algunas de ellas prematuras.  En Bachillerato se obliga a los alumnos a escoger el camino a seguir para llegar a estudiar o a trabajar en aquello que uno quiere. Pero, ¿cómo puede saber uno a qué dedicarse con tan solo 16 años? Analizando las diferentes situaciones en que se encuentran muchas familias, que deben hacer grandes esfuerzos para llegar a fin de mes, se está demostrando que los jóvenes sienten la presión y la obligación de decantarse por hacer lo posible para conseguir un futuro de ensueño para ellos y los suyos. Actualmente, la sociedad nos hace creer que los sueños se construyen con dinero. Es precisamente por este motivo que, independientemente de las ofertas de trabajo que existan, un porcentaje elevado de jóvenes no escoge dedicarse a lo que realmente le gusta, y decide renunciar a ello basándose en su futuro salario.

Escribimos esta carta tres estudiantes universitarias. Estamos rodeadas de compañeros que solo en su primer año de carrera o de grado superior se dan cuenta de que tomaron una decisión equivocada, igual que otros que decidieron empezar a trabajar. Ellos y nosotros somos la evidencia de cómo afectan la crisis y la presión social a la población juvenil.

Dejemos a parte cuánto dinero vamos a ganar. Vamos a trabajar, por lo general, unos 45 años. Esto no nos lo recuerdan cuando escogemos nuestro futuro. Seamos conscientes de lo que cuesta dedicarse a algo que no te gusta durante tanto tiempo y, en consecuencia, atrevámonos a elegir aquello que realmente es nuestra vocación.

Mercedes Carrillo, Elisabet Soler y Alèxia Oliva

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