Catalunya-España: siéntese y lleguen a un acuerdo

Cada día estoy más harto de lo que está pasando aquí en mi tierra, en Catalunya. El ciudadano se despierta, desayuna, come y cena con la independencia. Una parte de la clase política catalana quiere, o pretende, que todos los catalanes comentamos un acto de ilegalidad, una ilegalidad que se pretende ser avalada por unas leyes de transición aprobadas por un Parlamento que no representa a la mayoría de los catalanes.

Pero si hay que buscar culpables, los hay por ambas partes. El Gobierno central porque, hasta que no ha visto que el 'caso catalán' se le ha escapado de las manos, no se lo ha empezado a tomar en serio, aunque ha tenido el tiempo suficiente para negociar y buscar un encaje mejor de esta región dentro del Estado. El actual Govern de la Generalitat porque, en minoría y sometido por fuerzas independentistas que no le dan margen para gobernar, cuando uno de sus miembros se atreve a decir lo que una mayoría sabe es fulminantemente destituido por las presiones ejercidas por los socios de ese Govern, que para mí ha perdido toda su validez legal.

El pasado 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos, se pretendieron poner en marcha, en un acto oficial, las leyes para la preparación de un referéndum ilegal que no ha sido ni expuesto en el Parlamento español, de donde mana el poder del pueblo.

¿Y a partir de ahora, qué? Pues, después de lo vivido hasta ahora, no creo que el Gobierno central mueva ninguna ficha. Creo que es hora de que se tomen medidas, y lo que propongo es muy sencillo: señores, siéntese y no se levanten hasta que se lleguen a un acuerdo.

Quizá sea demasiado tarde, pero habría que intentarlo. Pero no un acuerdo que lleve a la ruptura de España, sino un mejor encaje de esta región dentro del Estado. Y si no es posible esa negociación, que el Estado aplique ya el artículo 155 de nuestra Constitución antes de octubre, porque si no creo que será demasiado tarde y entraremos en un conflicto civil de muy difícil solución.