Captura y muerte de Bin Laden: otra película de Hollywood

Que EEUU es un gran país está fuera de duda, pero su industria propagandística deja mucho que desear. Desde la Segunda Guerra Mundial hasta la fecha se han producido muchas guerras locales, y algunas de primer orden, entre las más sangrientas la de Vietnam. Y precisamente es en esta fatídica contienda donde EEUU dejó más vidas, algo que propició el Acuerdo de Paz de París, que de facto representaba que EUU perdió la guerra.

La segunda parte de aquella disputa vino de la mano de Hollywood, que manipuló la realidad hasta tal punto que ahora nadie pensaría que la guerra se perdió. Fueron nada menos que 25 películas, desde las muy críticas como ‘Apocalypse Now’ de Francis Ford Coppola, hasta las grotescas y patrioteras de Sylvester Stallone o Chuck Norris. Visto el potencial, desde entonces se ha utilizado la industria cinematográfica para arreglar los desaguisados de la política geoestratégica americana. Recordemos cómo  la película ‘El sargento de hierro’ nos describió como epopeya lo que solo fue la indecente invasión de la pequeña Isla de Granada.

Hace cinco años fue la captura y muerte de Bin Laden la que se llevó al cine en aquella propagandística película ‘Zero Dark Thirty’  y ahora, un lustro después y ante la incredulidad de la sociedad americana, la CIA vuelve a intentarlo relatando en Twitter, en bloques de 140 caracteres, la captura y muerte del que fuera  agente de la CIA y comandante en jefe de los muyahidines afganos contra el invasor soviético, encargado entre otras cuestiones de canalizar grandes cantidades de dinero provenientes del mercado del opio para la compra de armas de guerra, y no solo para su uso en Afganistán.

La muerte de Osama Bin Laden no es creíble, como tampoco lo es Al Qaeda, más cerca de una franquicia terrorista mantenida artificialmente para cubrir el hueco dejado por la guerra fría.

Una vez más se ha recurrido a las nuevas tecnologías de la información para construir realidades donde no las hay, creando una farsa para esconder una mentira.