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Argumentos para la unión del tranvía por la Diagonal

Un tranvía a su paso por la Diagonal.

Un tranvía a su paso por la Diagonal. / FERRAN NADEU

Si se me permite, quisiera desgranar los principales argumentos contrarios al tranvía, empezando por el del coste. El coste de construcción de las dos redes actuales fue de unos 300 millones de euros para 29 km, poco más de 10 millones por kilómetro, muchísimo menos que cualquier línea de metro. La L9 habrá costado 350 millones por kilómetro. La unión de las dos redes, obra algo más compleja y que incluye reforma urbanística y compra de vehículos, sale a menos de 50 millones por kilómetro. En cuanto a las prestaciones, el tranvía es mucho más económico que cualquier metro, por tanto es incoherente tildar el tranvía de inversión excesiva sin aplicarle el mismo cuento al metro.

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Luego está la propuesta de utilizar buses eléctricos. Los más grandes que hay en el mercado pueden llevar a 120 viajeros. Eso es incluso menos de los 130 que llevan los buses articulados convencionales que tenemos ahora. No existen unidades biarticuladas eléctricas. La opción de emplear buses eléctricos supondría empeorar el servicio respecto a lo que hay ahora. Aparte, es cuando menos sorprendente esta repentina defensa de un servicio de bus eléctrico en la Diagonal únicamente como reacción al tranvía, cuando nunca antes se ha defendido ningún servicio similar en ninguna otra avenida.

Luego está el argumento de que no es prioritario. En el centro de Barcelona los transportes públicos están todos saturados, buses y metro. Para atravesar la ciudad de sur a norte básicamente están la L1 y la L5 del metro, aparte del bus, y ambas van a reventar en hora punta. La línea de tranvía sería apenas el tercer corredor "horizontal" de gran capacidad. El tranvía no solamente sería útil, sino que, además, es urgente para hacer frente a una saturación irremediable de otra forma, excepto la L9, que ni está ni se la espera. No creo que unos buses y metros abarrotados sean un gran aliciente para pasarse al transporte público.

Finalmente está el tema del tráfico, pues muchos han dicho que el tranvía empeoraría el tráfico por la reducción en el espacio vial que supondría, a pesar de que en los últimos años se han eliminado carriles a diestra y siniestra. Aparte, ¿acaso no aduce mucha gente que opta por el coche por falta de transporte público? En todo el mundo las ciudades están reduciendo carriles. Normalmente se hacen mejoras de transporte público justamente como medida para reducir el tráfico. ¿A qué lógica obedece pensar que en este caso el resultado fuera a la inversa? Aparte de que no hay precedentes de que algo similar haya ocurrido en otras ciudades.

Muchos políticos parecen más interesados por la L10 que por el tranvía, aunque aquella ni siquiera es competencia del ayuntamiento. Claro que la L10 no supone ninguna molestia para los coches, y queda muy bien esto de defender el transporte público en zonas periféricas peor abastecidas. Pero al final, esa gran defensa que muchos hacen de la L10 parece poco más que una coartada, una cortina de humo para dárselas de defensores del transporte público mientras se deja de lado la unión de los tranvías.

Si abandonamos la demagogia, no se han ofrecido en ningún momento argumentos que se aguanten mínimamente, pero que aun así son repetidos ad nauseam por mucha gente. Es bastante triste que en Barcelona haya tal falta de debate y educación sobre el transporte público como para que cale que el remedio a una red de tranvías partida y un corredor de bus saturado sea ponerle pilas al bus. Un bus en el centro y tranvía en la periferia se me figura como servir la sopa con una cucharita, y beberla con un cucharón. El mundo al revés.

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