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Aquí no hay tomate (que tenga sabor)

Tomates en un mercado de Barcelona.

Tomates en un mercado de Barcelona. / JOAN PUIG

Desde hace unos meses me dedico a comprar tomates de todo tipo buscando alguno que no sepa a nada, igual que algunas frutas, que también tienen un fántastico sabor a nada. Lo hago simplemente para lograr diferenciar en paladar lo que visualmente diferencio como un tomate o un albaricoque. Mi cerebro cree recordar que tenían el clásico gusto a tomate y a albaricoque. Pero no hay suerte, saben a nada, a la misma nada.

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Hoy finalmente he recordado a qué sabía el tomate, en una fántastica comida lejos de Barcelona, claro. Me he dirigido al camarero y amablemente le he preguntado de dónde eran los tomates. Desgraciadamente no me ha sabido responder.

¿Tan caros son los tomates con sabor como para que no lleguen a los supermercados normales y corrientes, a mis supermercados habituales? ¿No nos los podemos permitir?

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