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Aportemos algo más que cansinos tópicos al debate de las bicis

Carril bici en Barcelona.

Carril bici en Barcelona.

En respuesta a la misiva del señor Santiago Centelles, me parece totalmente ridícula la polémica y el alarmismo que se está creando alrededor de las bicis. Cada año en España mueren cientos, ¡cientos! de personas atropelladas por automóviles y motos, y eso sin contar las muertes prematuras por contaminación (estimadas en más de 3.000 al año ¡solo en Barcelona!) y no veo por ningún lado que haya una gran preocupación por el hecho de que el espacio público de Barcelona esté dedicado en un 60% a estas máquinas de matar de varias toneladas de peso. 

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Es evidente que esta polémica no responde en absoluto a algún fundamento serio, sino que es una reacción a un fenómeno nuevo, que el señor Centelles califica con unos cansinos tópicos (¿acaso prefiere una ciudad llena de coches, ruido y humos como ahora?), pues es bien sabido que España no se caracteriza precisamente por una mentalidad abierta y progresista. Además, también hay gran preocupación por parte de los automovilistas, que temen seguir perdiendo carriles en favor de carriles bici.

Cuando ocurre un accidente de coche se trata como un caso particular, un conductor incívico, y nunca se apunta al coche como raíz de todos los males. En cambio, con las bicis no hay reparos en criminalizar a todo el colectivo ciclista por el incivismo de una minoría.

Creo que deberíamos superar un poco este infantil complejo de sobrerreaccionar ante cualquier situación novedosa como las bicis, tomar un respiro y mirarlo fríamente; a la vez deberíamos ver aquello a lo que estamos acostumbrados, como el coche, también con mente fría, para reconocer que este es la verdadera fuente de los problemas de convivencia en la calle, no solamente por las evidentes molestias que nos ocasiona a los demás, incluidos los que no tenemos coche, sino también porque al ocupar tanto espacio ha arrinconado a todos los otros usos de la vía pública como bicis, peatones y transporte público, que solo pueden comerse las migas de lo que el coche deja.

La incapacidad de mantener la mente fría ante estas situaciones es lo que nos diferencia de los países donde las bicis conviven perfectamente en la ciudad. Soltar esas frases tipo "Barcelona no es Ámsterdam" como hacen muchos no deja de ser una afirmación de la falta de madurez por parte de la ciudadanía, incapaz de hacer una reflexión al respecto manteniendo la mente fría.

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