40 años de la matanza de los abogados de Atocha

Este 24 de enero se cumplen 40 años del asesinato de cinco abogados laboralistas en su despacho de Atocha a manos del brazo armado de las fuerzas ultraderechistas del posfranquismo, en pleno proceso de transición política en España. Un hecho, que indudablemente cambió la historia y marcó la transición acelerando los pasos hacia su consecución, como colofón de la posterior y multitudinaria manifestación pacífica por las calles de Madrid que rindió homenaje a los asesinados y mostró su rechazo al atentado.

Si bien los autores materiales solo fueron juzgados y condenados por estos hechos, pues la justicia de la época no consintió en entrar más en el fondo del asunto en aras de investigar y castigar también a los autores intelectuales, el solo hecho de que hubiese un proceso y las consiguientes condenas, fue, a mi juicio, como un reconocimiento de que una parte de la España profunda quiso golpear a la otra parte que legítimamente abogaba por un cambio en el país, en libertad y democracia. Y en lugar de lograr su propósito consiguieron el efecto contrario, la conquista del sistema democrático que actualmente conocemos -imperfecto, eso sí-, no sin innumerables trabas por el camino, como el 23-F, por ejemplo.

Por todo ello, y en homenaje a los abogados asesinados hace 40 años, sirva la expresión "memoria histórica" para que las lagunas memorísticas respecto de la historia no sean una constante en nuestra sociedad ni la haga cometer los mismos errores del pasado. Y sirva también como reivindicación del fortalecimiento de la democracia, muy necesaria en estos tiempos de zozobra, inseguridad y vacío de valores.