Contenido de usuario Este contenido ha sido redactado por un usuario de El Periódico y revisado, antes de publicarse, por la redacción de El Periódico.

El #20D visto desde una mesa electoral del Raval: un país de pandereta

Todo un mundo por descubrir. Todo un día para ello.

Entretodos

Publica una carta del lector

Escribe un 'post' para publicar en la edición impresa y en la web

Entramos ya con retraso de más de 15 minutos. Una vez dentro nadie  sabía muy qué había que hacer. La funcionaria que nos tocó, aunque le  ponía mucha voluntad, no tenía mucha idea de cómo hacerlo. Tan es así  que dijo que se quedaran los tres primeros y que los demás se podían marchar. Así se quedaban el presidente y los dos suplentes; tuve que  avisarla para evitar que se liara antes de empezar.

Nadie sabía cómo constituir la mesa y a todo eso la gente ya estaba  en la calle haciendo cola. No pudieron entrar hasta las 9.20 horas.  Y ya  entraron caldeados, tanto que el segundo en votar en mi mesa casi se lo  tiene que llevar la urbana: quería que le pusiera un sello en la  papeleta del censo. Yo tenía el sello , pero no tenía tinta donde  mojarlo y el hombre se indignó y empezó a chillarme : que vaya clase  de gente ponían en las mesas, que ya me podía quedar en casa, que cómo se notaba  que era del Raval... 

Siguieron las quejas de los votantes, no había bolis en la mesa de  las papeletas , no había información...

En la sala no había calefacción, ni una triste botella de agua, ni  una máquina de café. Y tenía que estar allí 15 horas...

Aluciné con el racismo palpable en cada mirada. Mi  presidente de mesa era pakistaní y muchos votantes se negaban a  hablarle o le miraban mal... Y eso que él ponía mucha voluntad  e intentaba ser amable y hacerlo todo bien. La otra vocal era una señora de 62 años. ¿En qué se basan para elegirnos y obligarnos a pasar 15 horas de un  domingo allí por el módico precio de 62 euros? Y todo ello en nombre de la  democracia, el progreso y la libertad del individuo....

Para remate,  hacer el recuento y rellenar las actas (a mano, viva el progreso). Cuando ya estaba todo hecho empezaron a aparecer interventores a pedir  copias.Ya me ves, a las 22.30 horas, rellenando de nuevo las actas a mano para todo aquel que las pedía. 

Mientras tanto, los politicos, simpatizantes y miembros de cada  partido estaban en sus sedes con cava, canapés, ordenadores,y toda  serie de detalles. Mientras, yo sin cenar. Considero que ellos  deberían haber estado en mi lugar o sus funcionarios buen pagados.

Esto es una vergüenza, y mientras nadie haga nada por cambiarlo y  sigamos obedeciendo sin más, seguiremos siendo este pais de pandereta  de toda la vida.

Me sorprendió mucho la ignorancia de muchos de los votantes de todas  las edades: no sabían dónde votar, a quién, cómo por qué....

Creo que eso queda reflejado en los resultados.

El 20 de diciembre viví una experiencia única, un momento histórico que no  olvidaré jamás.

Participaciones de loslectores

Másdebates