GENTE CORRIENTE

Oliver Roy: "A veces los niños ni conocen el balonmano"

Es el segundo entrenador del Barça del balonmano y transmite sus conocimientos en un ciclo formativo de actividades deportivas

«A veces los niños ni conocen el balonmano»_MEDIA_1

«A veces los niños ni conocen el balonmano»_MEDIA_1 / RICARD FADRIQUE

2
Se lee en minutos
Mauricio Bernal

Cuando no ejerce como segundo entrenador del primer equipo de balonmano del Barça, Oliver Roy da clases a un grupo de estudiantes de ciclo formativo en actividades deportivas; es decir que cuando no está entrenando está enseñando, que al fin y al cabo son dos actividades emparentadas, como él mismo se ocupa de subrayar. O bien se encuentra en el Palau Blaugrana o en algún coliseo remoto o bien en un aula de la Escola Pia de Sarrià, y todo por el balonmano, que un día surgió de la nada, ni siquiera él se acuerda cómo, ni siquiera sabe por qué. Pero ahí estaba. Empezó a jugar a los 8 años, renunció muy joven a seguir haciéndolo y se convirtió en entrenador.

-¿En serio? ¿No sabe de dónde le viene?

-No. En el colegio no se jugaba balonmano y en mi casa no hay tradición de balonmano. Mi padre jugaba fútbol, y mi madre, baloncesto. Cuando les dije, ni sabían lo que era.

-Obviando los detalles de su trayectoria como jugador, subrayemos que jugó en el Barça. Luego era bueno.

-Pues… Sí, me llamó el Barça cuando era cadete, tenía 14 años, y esas cosas hacen ilusión. Pero siempre fui consciente de que no me iba a dedicar al balonmano profesionalmente. Además, era un poco vago.

-¿De qué jugaba?

-Era portero.

-¿Vago?

-Me refiero a que si hubiera entrenado más hubiera sido mejor jugador de lo que fui; habría sido mejor portero y lo habría sido de forma más regular. A veces pienso que iba a los entrenamientos más a ver jugar balonmano que a entrenar.

-Pero es a lo que acabó dedicándose. Al balonmano.

-Pues sí, porque a la vez que tenía claro que no iba a ser jugador profesional, al mismo tiempo sabía que quería dedicarme al deporte. Lo tenía tan claro que entré a estudiar al INEF. Estaba claro que mi vida iba a ser el deporte, y que el balonmano, que me apasiona, iba a encajar ahí de alguna manera.

-Cuénteme, ¿dónde empezó a entrenar?

-Me estrené muy joven, con 18 o 19 años, más o menos, entrenando justamente a un equipo de benjamines de aquí, de la Escola Pia. En aquella época había muchos equipos de niños y si eras jugador era relativamente fácil que te llamaran a entrenar uno.

-¿Quiere decir que ya no hay tantos?

-No. En esa época había más.

-¿Qué pasó?

-Pues… Que tenemos el fútbol, que se come a la mayoría de los deportes. A veces los niños ni conocen el balonmano. Pero deberíamos ser capaces de darlo a conocer.

-Bueno, sus alumnos… los de ciclo formativo. Estarán encantados de tenerlo de profesor. El segundo entrenador del Barça.

-Bueno, algunos de mis alumnos no han ido nunca a un partido de balonmano. Las interesa más el fútbol, el baloncesto…

-Un poco frustrante, ¿no?

-Bueno, sí, un poco. Pero soy consciente de que yo doy la asignatura de balonmano en un grado superior de Actividades Físico Deportivas. Son chicos que se están formando como técnicos a nivel global. Yo sé que no se van a dedicar al balonmano.

-¿Sabe qué? Yo habría dicho que el trabajo de segundo entrenador del Barça no dejaba tiempo para más.

-Y es verdad, cada vez tengo menos tiempo. Esta es mi segunda temporada como segundo entrenador y cada vez me cuesta más compaginar. Pero es que tengo una relación especial con esta escuela.

Noticias relacionadas

-¿Sí?

-Sí. Aquí conocí a mi mujer. Era la entrenadora de baloncesto. Y aquí estudian mis hijos.