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«El cuerpo es la caja negra que registra todo»

Mario Salvador es psicólogo especializado en el trauma, esa mochila que sobrecarga una vida. Liberándose de ella, dice, surge el verdadero 'yo'

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«El cuerpo es la caja negra que registra todo»_MEDIA_1 / RICARD CUGAT

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Carme Escales
Carme Escales

Periodista

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De niño, este psicólogo y psicoterapeuta gallego quiso ser arqueólogo, porque uno de sus profesores les llevaba, a los alumnos, a descubrir tesoros por el campo, a tocar la historia con las manos. Hoy, Mario Salvador (Lugo, 1959), se podría decir que ha fusionado la arqueología con la psicología. Estudia el arte de la psicoterapia como camino para hallar el tesoro más bien guardado de las personas: su verdadero yo. Para ello necesita levantar pesadas piedras, traumas que las vivencias van registrando en la mente y, siempre también -asegura-, en el cuerpo.

-¿Al cuerpo no se le pasa nada por alto? El cuerpo es como una caja negra en la que todo queda registrado. En la vida, cada uno vamos construyendo nuestras ideas del yo, en base a las experiencias que vivimos, algunas más o menos traumáticas. Acceder a los momentos en los que se escribió el mapa de esos diferentes yo permite reescribir lo que somos. Las ideas del yo son mutables, y accediendo a la caja negra, podemos llegar a la dimensión esencial de uno mismo.

-Por eso, a su libro sobre el yo y los traumas que lo cubren, lo ha titulado 'Más allá del yo' (ed. Elefthería). ¿A quién va dirigido? Está llegando al público en general, aunque en principio, lo hice pensando en los profesionales de la psicología y la psicoterapia. Porque la psicología, hasta ahora, ha estado muy basada en la evidencia, solo lo que la ciencia ha podido demostrar se aplica. Pero la ciencia es una lente muy pequeña, no solo funciona lo que ella explica. Cada cosa tiene un significado único para cada uno, porque somos muy complejos, y ser comprendido es un proceso de relación.

-¿Cómo sabes que te comprenden? Porque la respuesta que te da el otro está en sintonía, encaja. Si tú estás enfadado y yo te tomo en serio, eso encaja. Si tu estás asustado, y yo te ofrezco protección, encaja. Si estás triste y empiezo a explicar chistes, no encaja. Yo resueno con tu experiencia, sea de trauma o de placer.

-¿Cómo atrapa el cuerpo al trauma? En realidad, no son los acontecimientos lo que nos traumatiza, el trauma es algo muy físico, muy corporal. Depende de cómo nuestro cuerpo responde, de una manera refleja, a algo que nos amenaza. No manda nuestro cerebro pensante, sino el cerebro subcortical, sin pensamiento ni lenguaje. Ante una amenaza, podemos luchar, huir o, si no se puede escapar, un temor inenarrable queda congelado, nos paraliza y produce una desregulación orgánica y hormonal. Aún se conoce poco cómo el trauma afecta a nuestra biología. Muchas enfermedades autoinmunes tienen su origen en traumas como un desprecio. El cuerpo recuerda toda historia vivida.

-¿Y cómo se lee el cuerpo? Escuchándolo, fijándonos en nuestras sensaciones físicas y reacciones, gestos y microexpresiones. La práctica del mindfulness nos ayuda mucho en la terapia, hablar es solo la puerta de entrada, la profunda relación consigo mismo llega escuchando el propio cuerpo, y el mindfulness permite hacerlo observando con amor y aceptación de las propias experiencias y emociones, sin intervenir racionalmente.

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-Es como hacerse amigo de uno mismo. Sí, una buena terapia es la que logra reinstaurar la autocapacidad de cura, con libertad, con capacidad de elección desde la conciencia. Cuerpo y cerebro tienen una capacidad innata para curarse. Pero para curar el trauma, hay que querer mirarlo.

-¿Cuál es el trauma que más acusan sociedades como la nuestra? El peor y más común es el trauma del déficit en las vinculaciones personales, los traumas más dañinos tienen que ver con la falta de seguridad, apoyo y cuidado en las relaciones, y el trauma de nuestra cultura es calmar en el consumo la necesidad de lo que de las personas no recibimos.