LA LACRA MACHISTA

"Se asocia a la mujer a la paciencia y el tacto, no al mando"

El trabajo de Rosa Saura, oficial administrativa de 47 años, suele ocupar a muchas mujeres con hombres como jefes

Los actos de sexismo contra las deportistas olímpicas son solo un ejemplo más de la discriminación que sufren las mujeres en el ámbito laboral. Para ellas, el trabajo es una carrera de obstáculos donde el sueldo, el reconocimiento, el prestigio o la conciliación cuesta mucho más de conseguir que a sus compañeros hombres. Como en el tartán.

Rosa Saura, oficial administrativa de 47 años.

Rosa Saura, oficial administrativa de 47 años. / Pau Marti

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MIRIAM GARCÉS / BARCELONA

El acceso a los puestos de responsabilidad de las empresas tradicionalmente han estado reservados a los hombres. Y, en consecuencia, ellos son los que han gozado del mayor prestigio social que se deriva de estos. Por ello, aún hoy hay profesiones consideradas como femeninas. Un ejemplo claro es el de las administrativas. Los jefes son los hombres, y las administrativas, las mujeres. En cambio, es mucho más difícil oír hablar de un administrativo, así, en masculino. Esta realidad la vive de cerca Rosa Sauraoficial administrativa de 47 años en una empresa de intermediación entre proveedores y asociados, y testimonio de esta desproporción de porcentajes en un trabajo en el que lleva 23 años. Aunque ella, por suerte, eligió su profesión porque le gustaba, y no por ser un ‘trabajo de mujer’.

“En mi empresa hay tres departamentos dedicados a asuntos administrativos, que en total reúnen alrededor de 30 personas, de las que solo cuatro son hombres. En cambio, en el Departamento Comercial sucede al revés, la mayoría son varones”, afirma. De hecho, la mitad de los varones están en su departamento: un compañero y el responsable. Su empresa solo es un ejemplo de lo que sucede en muchas otras. Pero esta vivencia le permite ver más de cerca que ellos también son capaces de desarrollar las tareas de administración: “Mi compañero trabaja igual que yo, y ser hombre no le supone una traba”.

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Traba que se ha vinculado tradicionalmente a los valores de cada género. “Se asocia a la mujer la paciencia y el tacto necesarios en la atención presencial y telefónica a los clientes”, afirma Rosa. Hecho que, en su opinión, puede haber propiciado que estos trabajos se hayan limitado a las mujeres, y que ellos ocupen puestos de responsabilidad que no cubren este tipo de trabajos: "Esto les puede ayudar a progresar en las empresas, hacia puestos en los que no son necesarias esas características". 

CONCILIACIÓN FAMILIAR-LABORAL

Pero otro de los factores que Rosa identifica en la falta de progresión de las mujeres hacia puestos más altos, a los que sí acceden en mayor proporción los hombres, es la necesidad de bajas maternales --en contraposición a las bajas por paternidad-- y el cuidado de los hijos. Dos tareas que siempre se habían reservado a la mujer: “Durante muchos años se ha pensado que el hombre es el que trabaja fuera de casa y la mujer dentro, aunque por suerte esta concepción está cambiando”. Pero pese a que los papeles de ambos se van equiparando en las tareas domésticas y la mujer también trabaja fuera, "siguen siendo los hombres los que trabajan menos en casa, peso que recae en la mujer”, concluye Rosa.