Relaciones familiares

«Si es malo, ¿por qué fumáis?»

Familia Tormo Florencia, sus hijos les han hecho cambiar algunos hábitos / ALVARO MONGE

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INMA SANTOS HERRERA
BARCELONA

Es, sobre todo, cuestión de predicar con el ejemplo. Antes, en la estructura familiar tradicional, los padres inculcaban valores y hábitos a los niños. Pero ahora, también los menores,adiestrados en el cole sobre todo en ámbitos como la salud y la seguridad, fuerzan cambios en sus padres.«Siempre les habíamos dicho que el tabaco es malo, que fumar es una marranada y puede matar¿», explica Marga Florencia. Así que ella y su marido, Alexis Tormo, vecinos de Vacarisses, dejaron de fumar en el 2011 tras ser asaeteados por sus hijos, Laia, 9 años, y Nil, 7, con esta pregunta:

«Si es malo, ¿por qué fumáis?».

«Nos lo habíamos planteado, pero nunca encontrábamos el momento», explica Marga. Así que seguían fumando, fuera de la vista de los pequeños, que a menudo sacaban el tema. Pero el verano del 2011 en el cámping de la Torre de la Mora, sentados alrededor de la mesa, ya no hubo escapatoria.

Esperaron, eso sí, a que acabara el verano para comunicar a Laia y Nil -sí, hubo comunicado, les hicieron partícipes- la decisión. Fue más efectivo que la hipnosis o los parches de nicotina.«Era una promesa y les hemos inculcado que las promesas se cumplen¿», dice entre risas Marga. Predicar con el ejemplo se llama.

Es mucho más que una anécdota. Es la confirmación de que las estructuras familiares han cambiado en los últimos años, y con ellas, la relación entre padres e hijos a la hora de tomar decisiones. Los menores, de forma directa o indirecta, participan cada vez más de las decisiones familiares.«Antes uno hacía lo que decían los padres y ni se te ocurría rechistar», explica Marga, quien, desde el otro lado de la trinchera generacional, prefiere los nuevos tiempos.

Las administraciones, los publicitarios y las escuelas son conscientes de que la voz de los niños cada vez se escucha más y no dudan en utilizarlos paravender productos, pero también para promover buenos hábitos: los peligros del alcohol y el tabaco, el reciclaje, ponerse el cinturón de seguridad...

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En este sentido, Laia y Nil son modélicos: a ellos se debe que sus padres ya no fumen, y a ellos se debe también que en su casa se recicle.«No reciclábamos demasiado y ellos nos han concienciado a fuerza de insistir», confiesa Marga. No es un capricho: van a unaescuela verde.«Ahora Laia insiste en la importancia de ahorrar agua», suspira su madre.

Marga tiene claro que hay que escuchar a los niños, pero avisa también de los riesgos.«Si no pones límites puedes caer en el peligro de ser demasiado permisivo». ¿El secreto?«Somos padres, no colegas». Y predicar con el ejemplo.