ENTREVISTA

Inmaculada Riera: "No innovar significa perder el tren de la competitividad y el crecimiento"

La directora general de la Cámara de Comercio de España reconoce que "la crisis fue dura pero también obligó a las empresas a asumir nuevos riesgos para sobrevivir"

Inmaculada Riera, directora general de la Cámara de Comercio de España

Inmaculada Riera, directora general de la Cámara de Comercio de España

ALBA MARTÍNEZ / BARCELONA

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Innovarse o morir. Al menos así reza el dicho para Inmaculada Riera, directora general de la Cámara de Comercio de España, que reflexiona sobre el reto de la innovación empresarial en España.

-En su opinión, ¿qué es y qué significa hoy la innovación?

-La innovación es el cambio o la adaptación al cambio. Y es también asumir una nueva cultura de riesgo, entender de una manera distinta los procedimientos, los procesos, la competitividad, el mercado. Todo ello se resume en que innovación es igual a capacidad de adaptación a los cambios.

-¿Estamos en un momento relevante en lo que a innovación se refiere?

-Sí, el propio concepto ha cambiado mucho en los últimos años. Se ha pasado de entender la innovación desde la perspectiva del producto a darle un sentido mucho más amplio. Hoy la innovación es todo: el producto, los procedimientos, el mercado, son los comportamientos de todos los agentes de un sector, es la sociedad... Y además estos cambios se han producido en un momento de cambio de dinámicas del mercado, cambios sociales y la irrupción de la digitalización, que ha aumentado el valor de la innovación.

-¿Es necesaria tanto para grandes y pequeñas empresas?

-La innovación afecta al conjunto de la sociedad, empresas y personas. La cultura en lo personal afecta a la cultura empresarial. Dentro del marco empresarial, entendida en este sentido más amplio, por supuesto afecta a todo tipo de empresas.

-Pero no todas las empresas consideran la innovación necesaria...

-Al revés. No innovar es perder competitividad y crecimiento. Aspectos clave de las empresas de hoy como la competitividad o la internacionalización no pueden suceder sin innovación. Y para innovar las empresas han de tener la cultura de la innovación, lo que implica asumir una nueva cultura del riesgo, porque la innovación es riesgo.

-¿Cómo se consigue que las pequeñas y medianas empresas apliquen estos cambios?

-De dos maneras: con el efecto tractor de las empresas grandes y con la formación. Y en este segundo aspecto debemos ser capaces de formar y dar instrumentos a las pequeñas y medianas empresas para que incorporen la innovación, abordándola no solo desde la perspectiva del producto o servicio sino también con nuevos modelos de crecimiento y nuevos procesos. Todo ello teniendo en cuenta que la innovación requiere flexibilidad para adaptarte a los cambios. Hemos vivido en mercados culturalmente muy rígidos, muy resistentes al cambio y hay que romper esa barrera, que afecta sobre todo a los autónomos o a las pymes.

-¿Qué hacen para ayudarles?

-En primer lugar, las grandes empresas que son nuestros vocales en las cámaras de comercio ejercen de modelo y contagian a las pymes de la necesidad de estos cambios. Además, ponemos a disposición de las pequeñas empresas estos instrumentos que les permitan dar este salto cualitativo a través de la formación y con diversos programas que tenemos al servicio de las pymes.

-Si nos comparamos con Europa, ¿dónde estamos en este sentido?

-Tenemos empresas grandes que han liderado cambios importantes y cada vez son más competitivas, pero también es cierto que la parte más importante de nuestro tejido productivo está formado por pequeñas y medianas empresas a las que hay que ayudar a dar este salto cualitativo. La capilaridad de las cámaras de comercio es fundamental porque nos permite llegar a todo este tejido productivo para que puedan competir más y mejor en los mercados internacional y en Europa. La crisis fue muy dura pero obligó a muchas empresas a mirar hacia fuera, a asumir nuevos riesgos para sobrevivir y este impacto ayudó a las empresas a entender que no hay competitividad sin innovación.

-¿Cuáles son las principales fuentes de financiación para esta innovación empresarial?

-Europa es una gran facilitadora de esta innovación y prueba de ello son los programas que ponemos a disposición de las empresas, que están cofinanciados con fondos europeos. También hay instrumentos financieros no bancarios en el sector privado que aquí se utilizan muy poco. Tenemos que salir de lo tradicional. La financiación bancaria debe adaptarse a las nuevas realidades empresariales pero hay una financiación no bancaria, otros instrumentos de capital riesgo. La mayoría cree que estas herramientas van dirigidas a empresas muy grandes y no es verdad.

Programa de ayudas InnoCámaras

<span style="font-size: 1.6rem;">P</span><span style="font-size: 1.6rem;">ara ser una empresa competitiva y de éxito en el mercado actual hay que<strong> innovar e internacionalizarse. </strong>Hasta ahí todo claro, en la mente de todos los empresarios ya ha calado la idea de que el futuro está en el cambio y en la capacidad de adaptación. El problema viene cuando hay que poner en práctica todo este palabrerío del mundo moderno en un pequeño comercio de barrio, por ejemplo. La teoría les puede venir un poco grande a muchas empresas que no tienen los recursos o las herramientas para este proceso de innovación, que es también un cambio de mentalidad y de forma de trabajar que puede remover sus cimientos. Y teniendo en cuenta que la mayor parte del tejido empresarial en España son pequeñas y medianas empresas podría parecer que tenemos un problema.</span>