CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

¿Dónde está el Tea Party?

El movimiento lucha por mantener su influencia tras conquistar el alma del Partido Republicano

MItt Romney y el candidato a la vicepresidenciata, Paul Ryan. AP

MItt Romney y el candidato a la vicepresidenciata, Paul Ryan. AP / TD MV**NY**

RICARDO MIR DE FRANCIA / Washington

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ElTea Party fue la gran sensación de las elecciones legislativas del 2010, pero en esta campaña está prácticamente desaparecido. Nada se sabe de sus manifestaciones multitudinarias. La prensa casi no habla de ellos. Y su trabajo para propulsar candidatos republicanos a las dos cámaras del Congreso o a las legislaturas estatales se está desarrollando con bastante discreción. Hay quien piensa que su griterío se ha apagado porque han pasado a formar parte de ese mismo 'establishment' que tanto desprecian. Y hay incluso quien habla de ellos como si fueran parte del pasado. ¿Ha muerto el Tea Party?

"Es una afirmación absurda", dice Jenny Beth Martin, cofundadora deTea Party Patriots, una de las muchas marcas de este movimiento descentralizado y ciudadano que nació en abril del 2009 y que, desde entonces, ha escorado todavía más a la derecha alPartido Republicano. Según una encuesta del mes pasado, un 31% del electorado se considera simpatizante del Tea Party, un porcentaje que equivaldría a nada menos que 41 millones de posibles votantes. "La prensa liberal quiere hacerle creer a la gente que estamos muertos, pero lo que estamos haciendo es trabajar intensamente para que la gente salga a votar".

Sin cambiar la estrategia

Su estrategia no es muy distinta a la que utilizan las dos campañas presidenciales. Llamadas telefónicas, puerta por puerta, juntas locales o entrevistas en los medios. En el caso de los Tea Party Patriots también han enviado un vídeo a 360.000 indecisos que desgrana las supuestas maldades de la reforma sanitaria de Obama y que acompañan, como no podía ser menos, por una copia de la Constitución.

Pero algunas cosas han cambiado desde el 2010, cuando el Tea Party, con su alergia a los impuestos y al gasto público, su fundamentalismo de libre mercado y sus teorías conspiratorias sobre Obama y su socialismo, consiguió situar a 87 de sus candidatos en la Cámara de Representantes, una proeza que devolvió a los republicanos el control de la cámara baja tras la debacle en el 2008.

"Después de aquello se perdió parte del entusiasmo, mucha gente dejó de acudir a las juntas y recuperó su vida normal", dice Gabriel Oti, líder de Bare Witness, un satélite del Tea Party que agrupa en Florida a personas que han huido del comunismo, fundamentalmente cubanos.

Congresistas intransigentes

Si el fervor de sus miembros decayó, también lo hizo la simpatía de la calle y de un sector del Partido Republicano. El punto de inflexión fue seguramente las negociaciones del techo de la deuda en el 2011, cuando la intransigencia de los congresistas elegidos un año antes con el respaldo del Tea Party estuvieron a punto de abocar al país a la suspensión de pagos. Algunos conservadores advirtieron entonces que el celo de los insurgentes podría acabar destruyendo al partido.

La gran incógnita hoy pasa por saber si el Tea Party va a ser capaz de movilizar a sus seguidores como lo hizo en el 2010. No es ningún secreto que Mitt Romney no es exactamente su candidato soñado. Muchos 'teapartiers' lo consideran demasiado moderado, falto de principios y propenso al compromiso. Pero Romney se ha ocupado de que no le abandonen como demostró al elegir a Paul Ryan --uno de sus baluartes-- como vicepresidente.

"No hay ningún candidato perfecto", dice Beth Martin. "Pero Romney ha demostrado ser un abanderado de nuestros valores, defendiendo el capitalismo de libre mercado, las bajadas de impuestos y un Gobierno pequeño. Cuando las diferencias con Obama son tan abismales, pocos dudarán a quien votar”. Puede ser, pero como ha escrito E.J. Dionne en el Washington Post, seguramente el Tea Party ha perdido ya estas elecciones porque Romney ha dado la espalda a su catecismo.

El ex gobernador de Massachustes ya no es aquel candidato “severamente conservador” de las primarias que se devivía por atraer al Tea Party, sino un centrista que habla de bipartismo, dice que las regulaciones para los bancos son necesarias y que algunas cláusulas de Obamacare se deben mantener. El mago de las finanzas, un artista interpretando números, ha comprendido a que una parte de los independientes les repugna el aliento a extrema derecha del Tea Party. Y, una vez más, se ha lavado los dientes.