PSC. PERE NAVARRO

Fe ciega en los indecisos para salvar la segunda plaza

Pere Navarro.

Pere Navarro.

JOSE RICO

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Sin tiempo para pretemporadas ni calentamientos, Pere Navarro somete hoy al examen de las urnas el liderazgo del PSC que conquistó hace menos de un año, con el partido en reconstrucción y un electorado progresista tremendamente desmovilizado. Como las encuestas no les han dado el más mínimo respiro, el listón de los dirigentes socialistas apenas se ha movido durante la campaña: los muebles se considerarían salvados si mantienen la condición de segunda fuerza política, porque el nuevo retroceso, que sería el cuarto consecutivo en unas autonómicas, se da por hecho.

La dirección del PSC espera conseguir este imperioso objetivo, para lo que será necesario que el partido se mueva en la horquilla más alta que le han otorgado los sondeos, a fin de rebasar una barrera que se ha convertido casi en psicológica: los 20 escaños (ahora tiene 28). Pero dependerá de que la resignación y la desafección por los latigazos de la crisis no haga estragos en el electorado. De ahí que Navarro haya repetido hasta la saciedad sus llamamientos al voto antirrecortes, con más fuerza incluso que su defensa del federalismo como alternativa a los «extremos» de la independencia y el centralismo.

Los socialistas están convencidos de que los indecisos, anclados en lo que fue sucinturón rojo,son la mayoría socialistas, y a ese voto oculto fían su mejoría. Para atraerlos, el PSC se ha erigido como la única opción que plantará cara a CiU en ambos flancos, aunque los ataques a ICV y ERC por su entreguismo a Mas solo llegaron al final, ante sus indisimuladas opas.

El candidato ha querido ofrecer una imagen sosegada y evitar las estridencias belicistas que denunciaba de CiU y PP, aunque algunos exdirigentes del PSOE no se lo han puesto fácil. Dirigentes y candidatos han peinado el territorio buscando votos puerta a puerta. El abrazo federalista de Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido la bocanada de oxígeno final.

Pase lo que pase hoy, Navarro está dispuesto a aguantar la marea y seguir rehaciendo el partido, con el argumento de que apenas ha tenido tiempo para relanzar un proyecto todavía convaleciente, pero que, en ese poco tiempo, le ha ganado dos elecciones internas al ala catalanista: el liderazgo y el cartel electoral.