VECINO DEL EIXAMPLE

Israel Vivancos, bailarín: "BCN tiene mucha energía y un olor especial"

El componente de Los Vivancos disfruta de los variados restaurantes del Eixample

El bailarín Israel Vivancos, frente al edificio de la Pedrera, en el barrio en el que encontró el piso donde reside cuando no está de gira con sus hermanos.

El bailarín Israel Vivancos, frente al edificio de la Pedrera, en el barrio en el que encontró el piso donde reside cuando no está de gira con sus hermanos.

CARME ESCALES / BARCELONA

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Si alguna vez se cruzan a Israel Vivancos (Barcelona, 1981) caminando por la Gran Vía de Barcelona, que es algo que le gusta mucho hacer cuando tiene unos días tranquilos en esta ciudad, sepan que esos pies y piernas que verán transitar se anotaron un buen mérito. Israel Vivancos, vecino del Eixample más céntrico de Barcelona, posee un récord Guinness al zapateado más rápido del mundo: 1.317 golpes, unos 22 golpes por segundo.

El componente, junto a sus seis hermanos del grupo de ballet, flamenco, música y acrobacias Los Vivancos dedica unas tres o cuatro horas diarias a trabajar su cuerpo. Lo hace allí donde se encuentre, en hoteles, gimnasios, o en la playa. El mar de Barcelona fue uno de los motivos para comprarse un piso en esta ciudad. Nada que ver con muchos otros lugares en los que ha vivido.

Montreal y México

De los 9 a los 18 años, Vivancos vivió en Canadá, en medio de las montañas rocosas. Allí su padre fundó la escuela de danza en la que él y sus hermanos pusieron las bases de lo que hoy es su modus vivendi. "De aquellos años en Canadá guardo mis mejores recuerdos, en el campo con los animales, estudiando danza y música al 100%. Lo tengo muy dentro", afirma el hermano que, tras probar diferentes instrumentos, se quedó finalmente con la flauta.

Luego vino la vida junto a la playa, en la baja California (México). "Echo de menos la naturaleza", apunta Vivancos. Pero en Barcelona, al menos, puede disfrutar de un trocito de mar. "Barcelona me gusta, es una ciudad que tiene mucho que dar, tiene una energía y olor especiales -destaca-. He estado muchas ciudades del mundo: Moscú, Nueva York, San Petersburgo, Praga, Shanghái... Soy muy minimalista y tranquilo, Barcelona incluso me queda grande».

El paseo desde el Eixample hasta la Barceloneta es uno de los que suele hacer este miembro de Los Vivancos. El grupo presentará su espectáculo Nacidos para bailar, del 5 de octubre al 12 de diciembre, en el Teatro Apolo de Madrid. No será hasta mayo del próximo año cuando lo hagan en Barcelona, en el Tívoli. Ese es el teatro en el que Los Vivancos bailaron por primera vez en Barcelona. Fue el año 2008. "Después de haber nacido en esta ciudad, esa primera actuación aquí fue muy especial", señala quien vive muy cerca del Tívoli.

Él, que viaja tanto en avión, valora mucho la conexión rápida con el aeropuerto a través de la Gran Via. También, tener tan cerca toda esa variedad de comercios que brinda el Eixample, sobre todo de moda, y la multitud de restaurantes y cafeterías. La Flauta, en Aribau, 23, es una de las cafeterías-restaurante que él frecuenta. Tiene muchos locales agradables donde elegir. Y, aunque entiende que la concentración de turistas puede suscitar debate social sobre cómo gestionar las aglomeraciones en ciertos barrios, en las amplias calles de su Eixample no le molesta el tránsito de extranjeros, al contrario, sabe leer la parte positiva del atractivo que tiene Barcelona como ciudad mediterránea.

Pero Vivancos no hace vida únicamente en el Eixample. "Para comprar comida, comida sana que es la que elijo yo, me voy al Born", explica. En los ancestrales comercios de venta de productos a granel en el distrito vecino de Ciutat Vella, Israel Vivancos se abastece, por ejemplo, "de legumbres», dice el bailarín y músico, quien en agosto actuó en Turquía con Nacidos para bailar.

Dos kilos por actuación

La gira de este año comprende también Mallorca, Eivissa y República Dominicana. "Málaga es una de las ciudades donde tenemos una acogida sorprendente», comenta el bailarín, mientras se toma un batido natural en el Faborit, uno de sus lugares predilectos para tomar algo sin salir del barrio en el que vive.

Otra de las ideas que se confirman tras la conversación con este vecino es que el reconocimiento de las disciplinas artísticas en nuestro país está muy lejos de todo el valor que se le otorga en otras capitales. "Aquí todavía puedes encontrar a quien, después de decirle que eres artista, músico y bailarín, te dicen 'Vale, ¿y tu trabajo cuál es?'", detalla Vivancos. Si se lo cruzan caminando por la Gran Vía, piensen que él y sus hermanos adelgazan unos dos kilos en cada actuación.

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