COLEGIO EN APUROS

SOS, se buscan familias con niños

Vecinos de Prat de Comte buscan candidatos a instalarse en el pueblo para garantizar la continuidad de la escuela rural, en la que solo hay ocho alumnos

Día del Maestro

Día del Maestro / periodico

Cristina Buesa

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Prat de Comte tiene 170 habitantes y una escuela con ocho niños. Las familias de esas criaturas, de entre 5 y 10 años, temen por el futuro del centro. Cuando se cierra un colegio es difícil reabrirlo años después y, coincide la comunidad educativa, el pueblo languidece. La angustia no es nueva entre los vecinos de esta localidad de la Terra Alta, empinada en lo alto de un promontorio, porque dos años atrás, con solo cinco matriculados y el aviso de la Generalitat de una clausura inminente por falta de escolares, el Ayuntamiento hizo un llamamiento para ofrecer trabajo y casa a posibles interesados. En aquel momento salvaron el trance, que ahora podría repetirse.

"Llegamos aquí buscando una escuela que respetara el ritmo de aprendizaje de cada uno de nuestros hijos y que nos permitiera disponer de un entorno en el que convivir con la naturaleza, con tranquilidad, sin tanta consola ni videojuego", recuerda Carme Martínez, madre de tres de los ocho chavales del centro, mientras espera que regresen solos del cole en la desierta plaza de la Esglèsia. Orgullosa y satisfecha de la experiencia, ve ahora cómo se tambalea ese proyecto vital y, junto con otras dos familias, han decidido hacer todo lo que esté en sus manos para garantizar la continuidad de la Escola Mare de Déu de la Fontcalda.

Buscar casas de alquiler

La diferencia respecto a dos cursos atrás es que esta vez son las propias familias las que promueven la iniciativa, no el consistorio. "No podemos prometer una casa ni un contrato laboral pero sí ponemos en contacto a los interesados con vecinos de Prat que tengan inmuebles que ofrecer o bien con bolsas de trabajo de la zona", aclara Martínez. Han hablado con propietarios del pueblo para disuadirles de que pongan sus casas en alquiler para facilitar el aterrizaje de los recién llegados, que prefieren este sistema que aventurarse directamente a una compra.

Las tres familias promotoras de neorural.cat (el dominio, para sorpresa y alegría, estaba libre) se han entrevistado también con los responsables de vivienda y de trabajo del Consell Comarcal para pedirles ayuda. "Nos gustaría que se habilitara un espacio de coworking para que las personas que desarrollan su negocio a través de internet se plantearan vivir en Prat de Comte", propone esta incansable mujer.

65 interesados

De momento ya se han interesado 65 familias. Llaman y preguntan cómo es el pueblo, la comarca, la escuela. Algunos ya se han acercado al centro para ver cómo es. El objetivo es que matriculen a sus hijos de 3 a 12 años para garantizar la pervivencia del colegio, que desde hace nueve años dirige Rut Sebastià, que insiste en las ventajas de este tipo de enseñanza. "Además de la proximidad con las familias, la ratio de alumnos por profesor es bajísima y, la atención personalizada, una realidad", describe.

En las aulas, la maestra de primaria Lara Espuny supervisa cómo sus tres colegiales de cinco años diseñan la portada de un álbum. "Les dejo hacer lo que quieran, sin pauta previa, para fomentar su creatividad", sonríe. Una de las pequeñas decide que se ha cansado del búho que pintaba y propone jugar en el mercado de la fruta, calculadora en mano. Los demás la siguen. En la otra clase, los cinco mayores, de 7 a 10 años, están haciendo Medio Natural en inglés con la profesora Maite Domènech.

Medio Natural en inglés

"Hemos comprado tubos de plástico y globos para que ellos mismos construyan el aparato digestivo", muestra Domènech, que es la docente especialista de inglés que también imparte clases en Arnes y Caseres, dos poblaciones vecinas. Los tres municipios forman la Zona Escolar Rural (ZER) Ports-Algars, en la que comparten material, profesores, alegrías y penas.