COMPARECENCIA EN EL CONGRESO

Wert: de toro bravo a morlaco afeitado

El exministro de Educación renuncia a las frases para la historia y se limita a defender su gestión con datos

Jose Ignacio Wert

Jose Ignacio Wert / periodico

MANUEL VILASERÓ / MADRID

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Casi ningún diputado sabía muy bien qué podría aportar al debate sobre el pacto educativo el exministro cuyo nombre pasará asociado a la ley más criticada de la historia. La comparecencia  de José Ignacio Wert en la subcomisión del Congreso que analiza cómo salir del atolladero en el que éste metió al sistema educativo había sido pedida por el grupo de Unidos Podemos seguramente por la capacidad del exministro de generar espectáculo.

El tirón mediático lo mantiene, es cierto, pero el hombre que dijo ser como los toros bravos, que se “crece con el castigo”, ha parecido más bien un morlaco afeitado. Habrá aprendido del presidente del Gobierno que ha elevado el tancredismo (arte del toreo que consiste en quedarse inmóvil para que el toro no embista) a manual de supervivencia en el poder.

El actual titular de la embajada de España ante la OCDE ha dejado para otro día sus frases para la historia y se ha concentrado en defender su gestión sin margen para la autocrítica. Ésta la pueden ejercer en mejores de condiciones los otros, ha venido a decir. Así ha derivado lo más negativo de su mandato, la caída de la inversión pública en educación en un 15%, a la crisis y a las decisiones de Hacienda. Pese a sus recortes de las becas, ha asegurado que su "preocupación mayor" y las negociaciones "más duras" que mantuvo al frente de su departamento las tuvieron como protagonistas, porque las considera el "ingrediente instrumental esencial" para la equidad.

ELOGIO DE LA LOE SOCIALISTA

Wert ha dedicado casi toda su intervención a repasar la mejora de todos los indicadores educativos desde que se hizo cargo de la cartera de Educación a finales de 2011 hasta su destitición, con especial incidencia en la reducción del abandono escolar temprano. Algo que varios portavoces han aprovechado para tomárselo como una elogio a la LOE, la ley anterior a la LOMCE de Wert, cuyos efectos aún no habían podido empezar a notarse durante su mandato. Ni siquiera ante este 'castigo' ha embestido el exministro. "No voy a entrar" les ha respondido.

Fiel a su ideario, Wert ha defendido las evaluaciones, paralizadas por su sucesor, como herramienta para medir el rendimiento de los estudiantes pero también de los docentes del sistema; y ha dicho que estas pruebas crearon en su día "el malentendido mayor" en cuanto a su objetivo.

Su experiencia al frente de Educación no le habrá resultado muy grata porque, ha confesado al final, no tiene "ganas de volver a serlo" (ministro). Y eso que su autoestima sigue intacta tras escuchar el alud de críticas que le han regalado casi todos los grupos parlamentarios y entrerarse de que el PP ha desmontado sus reválidas. "A mi edad no me siento desacreditado por nada", ha respondido cuando se le ha inquirido en los pasillos por esta marcha atrás. "En política hay que tener flexibilidad intelectual y no tomarse las cosas como una cuestión personal", ha añadido. Sí que parece haber aprendido.

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