CUENTA ATRÁS PARA LA VUELTA AL COLE

Ellos cambiarán la escuela

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MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / MARIA IGLESIAS / BARCELONA

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El fenómeno avanza cual mancha de aceite. Y lo hace a pasos agigantados, a una velocidad que poco se podía sospechar hace solo dos años. Si hay algo que indiscutiblemente va a marcar el próximo curso escolar 2016-2017 en Catalunya es -más allá de la LOMCE y de las reválidas, por encima de las ratios, los barracones y quizás también de los recortes- la búsqueda de un nuevo modelo de sistema educativo

El movimiento de la escuela innovadora o avanzada, la que ha decidido incorporar nuevas maneras de enseñar, más basadas en el alumno que en el docente, se expande tanto en la pública como en la concertada. Las escuelas han empezado a derribar tabiques para dar más espacio a las aulas, han retirado libros de texto y  transformado la forma de evaluar a sus estudiantes. Las familias ya comienzan a creer en ello, como se demostró el pasado marzo, cuando muchos de estos centros quedaron desboradados ante el alud de peticiones de preinscripción recibidas. Ahora es el turno de los maestros, de los que tienen la llave de esta transformación.

Cada vez más convencidos de que algo hay que hacer, este diario ha hablado con tres profesores que este agosto han dedicado parte de sus vacaciones a formarse en nuevas metodologías pedagógicas. Son tres de los más de cien participantes en el programa Betacamp, una iniciativa autogestionada, promovida desde la base, por un equipo de maestros que llevan tiempo aplicando estos modos de enseñar, pero que creen que hay que seguir evolucionando. Ha sido su manera de reaccionar, además, a la muy reducida oferta formativa por parte de la Administración que todavía hay en este ámbito, en el que queda mucho por aprender.

ROSA CLAR

"LOS LIBROS DE TEXTO SON UN CORSÉ PARA LOS MAESTROS"

Si algo desborda Rosa Clar es entusiasmo. Se le nota apasionada por lo que hace y que es mujer de ideas claras. Directora del instituto público de Tordera, un centro inaugurado el pasado curso 2015-2016 “con 60 alumnos y seis profesores”, Clar no tuvo ninguna duda, desde el momento en que le encargaron la responsabilidad, de que allí se iba a “trabajar por proyectos”. Los docentes que formaron parte del núcleo fundador la secundaron. “Cada uno de nosotros tenía cierta experiencia previa, bien porque habíamos trabajado en colegios donde ya se han introducido estas nuevas metodologías, bien porque lo habíamos aplicado de forma individual en nuestras aulas”, explica.

Así que a ninguno de los profesores iniciales se le hizo extraño eso de no tener que seguir los dictados de un libro de texto, lo de introducir los móviles en el aula como herramienta de trabajo o lo de “hacer que los alumnos aprendan a partir de lo que les rodea, de su propio entorno”, cuenta. “En el instituto de Tordera trabajamos por retos… ¿Qué quiero decir con eso? Pues que al principio de cada periodo los estudiantes y el profesor se plantean qué les preocupa, qué quieren descubrir y luego ese tema, ese reto, se ajusta al currículo. Nunca al revés”, cuenta.

Que quede claro, insiste la docente, que “el problema no es el currículo, que permite trabajar de maneras muy distintas, el verdadero problema son los libros de texto. ¡Esos sí que encorsetan la acción docente!”, afirma. Su participación en el programa Betacamp, subraya, ha servido para sentar mejor las bases de sus metodologías. 

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El proceso en el instituto de Tordera no ha sido fácil, entre otras razones, “porque los alumnos no estaban, al principio, habituados a trabajar de este modo”. Los profesores han tenido que enseñarles a confiar en sí mismos, en su propia autonomía y en su propio criterio. Y lo mismo con los padres. “Fueron necesarias varias reuniones informativas para que vieran qué estábamos haciendo”. Prueba de que sus explicaciones han cuajado es la alta matriculación que el centro ha tenido para este nuevo curso. “Hemos abierto una línea adicional en primero de ESO”, comenta Clar.

“Sabemos que no podremosa cambiar el sistema de un día para el otro, porque esto no es algo que se gire como un calcetín, pero estamos convencidos -y habla en plural porque habla de ella y de todo su equipo- de que mientras nosotros los profesores no nos cansemos de aprender, tampoco lo harán los estudiantes”. 

ABRAHAM DE LA FUENTE

"LOS PROFESORES DEBEMOS ENSEÑAR A APRENDER"

Licenciado en Matemáticas por la Universitat de Barcelona (UB) y docente por vocación, Abraham de la Fuente se dio cuenta de que su asignatura necesitaba un nuevo planteamiento en el que el estudiante se convirtiera en el protagonista y la función del profesor fuera enseñar a aprender y no a memorizar.

“Hay un mal enfoque en la enseñanza y eso hace que las clases se vuelvan aburridas para los estudiantes. Los profesores tenemos que darle la vuelta a lo que significa ir al colegio e innovar”, explica. “Prescindir del manual y los libros de texto abre todo un mundo nuevo de posibilidades en la manera de enfocar una clase”, asegura el matemático. Este fue, de hecho, el primer método innovador que incorporó.

Las clases magistrales y teóricas han desaparecido casi por completo en la asignatura que imparte y han sido sustituidas por debates colectivos para resolver problemas que involucran a todos sus alumnos. Además, no duda en hacer uso de recursos digitales para añadir un mayor dinamismo. “Con internet, tienes un rápido acceso a la información. No necesitamos retener tantos datos, por lo que podemos trabajar más a fondo otros aspectos, como las competencias de los alumnos”.

Para De la Fuente, ni los deberes ni los exámenes son la mejor ni la única manera de evaluar los progresos de los estudiantes. “En la vida real no tenemos que enfrentarnos a exámenes constantemente para demostrar cómo nos desenvolvemos ante diferentes situaciones”, dice el docente. 

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Por ello, propone un trato más cercano e individualizado con el alumnado que permita atender a sus particularidades en el aprendizaje. Otro aspecto, según De la Fuente, es despertar el interés individual de los alumnos para lograr una mayor implicación de estos.

Finalmente, el método que utiliza este profesor consiste en que el propio alumno evalúe sus conocimientos y competencias, que sea crítico con él mismo y su trabajo. “Los resultados siguen siendo buenos o incluso mejores”.

No obstante, su programa de docencia sigue ligado a estos métodos de estandarización, desfasados según su criterio, y no entiende por qué los alumnos no pueden usar apuntes para examinarse: “Esto solo promueve que memoricen sin más, solo para aprobar, y no es el verdadero objetivo”, lamenta. Según el matemático, exámenes predeterminados como los de competencias básicas de la Generalitat o los de Selectividad ponen límites al programa educativo. Aunque este, opina, no es tanto el problema, sino “cómo deben enseñarse”.

IMMA FORNELLS

"TAMBIÉN A LOS COLES TRADICIONALES ESTÁ LLEGANDO LA INNOVACIÓN"

Sin duda a Imma Fornells le habría resultado muy fácil quedarse como estaba. Con 32 años, lleva casi una década trabajando como maestra de primaria en el colegio de Almacelles, el Antònia Simó i Arnó, y así podía seguir tranquilamente el resto de su vida, como tantos otros docentes con plaza en propiedad, en una escuela de un pueblo tranquilo, donde no hay grandes conflictos entre los alumnos porque en Almacelles casi todas las familias se conocen de toda la vida. Pero no. Fornells no se quedó quieta, sino que empezó a investigar, por su propia cuenta, cómo mejorar en su trabajo.

“Yo sé que no voy a poder hacer la revolución educativa que muchos propugnan, entre otras cosas, porque trabajo en una colegio tradicional, con un claustro donde hay muchas sensibilidades distintas, donde todavía hay un peso muy importante de lo memorístico... pero lo voy intentando, voy tratando de que los métodos innovadores se extiendan poco a poco, como una mancha de aceite", explica la docente, que además de Magisterio estudió Comunicación Audiovisual en la Universitat de Lleida (UdL) y ahora es alumna de Psicología por la UOC.

Pero como tampoco es mujer que se dé por vencida, Fornells ha conseguido ciertas complicidades entre sus compañeros de claustro y el apoyo de la dirección. “Todos ellos son conscientes de que hay que trabajar como se hace en la sociedad, de que las clases magistrales no son ya la única fórmula y muchos de ellos introducen también nuevas formas de enseñar”, afirma. El de Almacelles es un colegio que lleva ya años impartiendo clases de Ciencias en inglés, donde los alumnos construyen robots con fichas de Lego y donde cada año se crean parejas de lectura compuestas por niños de primero y de sexto de primaria. También tiene una emisora de radio escolar, cuyos contenidos elaboran los propios estudiantes, “y el próximo curso no habrá libros de texto para las lenguas castellana y catalana en el ciclo inicial”, proclama la maestra, como un auténtico logro. 

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“Es difícil acabar con hábitos adquiridos desde hace años y los maestros, cuando salimos de la facultad, seguimos reproduciendo los modelos que hemos visto toda nuestra vida”, reflexiona. “Casi todos nosotros hemos leído sobre las nuevas pedagogías, las sabemos de memoria y por eso -subraya- ha sido tan importante el participar en el Betacamp, porque allí vemos que todo eso se puede llevar a la práctica”. ¿Y no tendría que ser esa la misión de la Administración? “Pues si le digo la verdad es que allí a la Generalitat ni se la menciona”, replica con franqueza.