mercado inmobiliario

Lujo a cuenta del 3%

render  de la  fachada de la  antigua  sede de cdc

render de la fachada de la antigua sede de cdc / periodico

Max Jiménez Botías

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Convergencia Democrática de Catalunya(CDC) tuvo la sede del partido en Barcelona en la calle Còrsega, 331-333. Más céntrico emplazamiento, junto a la confluencia de paseo de Gràcia con Diagonal, no se podía permitir ningún otro partido. Cabe recordar que la compra se produjo en 1998 y dio pábulo a polémicas y especulaciones. En concreto se acusó a CDC de comprar el edificio  a la eléctrica catalana Enher, actualmente absorbida por Endesa, por un montante inferior a su precio de mercado.

La operación se cerró por 625 millones de pesetas (3,7 millones de euros). ICV registró una moción en el Parlament en la que revelaba que, si bien el precio de la tasación era de de 726 millones, los convergentes pagaron 100 millones menos. Además, los ecosocialistas vincularon esta compra ventajosa con las políticas de estímulo del mercado eléctrico y ayuda a las compañías que, en los años 90, llevó a cabo la Generalitat convergente.

Si la compra estuvo envuelta por la sombra de la corrupción, la venta no lo fue menos. CDC se vio obligada a desprenderse del emblemático y céntrico edificio en el 2015 para cubrir las garantías que pedía el juez para afrontar las responsabilidades en que pudiera incurrir por en el 'proceso del 3%', en el que está envuelto el partido. La operación se saldo por más de 13 millones de euros, casi cuatro veces más de lo que pagó por la compra. El comprador fue el grupo inversor Platinum Estates, de Hong Kong, vinculado al magnate del textil de origen indio Harry Mohinani, el mismo  que un año antes adquirió la sede de Telefónica en Barcelona, el edificio Estel, por 56 millones de euros, y que posteriormente realizó dos operaciones en Madrid, una de ellas, la compra del Hotel Asturias, a pocos pasos del Congreso.

No pasó inadvertida la operación para los medios de comunicación ni resultará intrascendente el próximo uso que Platinum reserva al inmueble: pisos de superlujo que estarán entre los más caros que se puedan adquirir en el centro de Barcelona. Coldwell Banker, la inmobiliaria que va a encargarse de su comercialización se atribuye el discutible mérito de haber vendido el piso con el precio más elevado de la ciudad: 10 millones de euros por 400 metros cuadrados en el número 93 de paseo de Gràcia. Un edificio rehabilitado en el que la planta, comprada por un ciudadano extranjero, estaba totalmente vacía. "Se la quería arreglar a su manera, además incluía cinco plazas de aparcamiento, que son muy codiciados en esa calle", justifica Josep Poch, responsable de Coldwell en Catalunya.

Permiso de obras

El grupo promotor acaba de recibir el permiso de obras del Ayuntamiento de la ciudad para iniciar las obras del edificio diseñado por el estudio de arquitectura La Granja Gerard Sanmartí. "El Consistorio ha tardado 14 meses en entregarlo", se lamenta Poch. Con la autorización municipal, la promotora se prepara para iniciar las obras y la comercialización sobre plano de los pisos de superlujo que albergará la finca situada entre las calles Còrsega y Santa Teresa. Se trata de 11 apartamentos de entre 202 y 540 metros cuadrados, con precios que oscilan entre lo 1,9 y los 7,5 millones de euros. Salen a unos 9.000 euros por metro cuadrado, cuando la media de Barcelona está en 3.800 euros. No un 3% más, un 136% por encima del precio estándar de la ciudad.

"El promotor quieren hacer un producto muy exclusivo, con acabados de lujo. El emplazamiento se merece un tratamiento muy determinado", explica Poch. En la planta baja habrá una sala comunitaria con piscina, sauna y gimnasio. En ella estará también el primer piso, como entra individualizar por calle de Santa Teresa, con plaza de parking en el mismo nivel que el piso. Arriba habrá dos pisos, uno que da a Còrcega y el otro a Santa Teresa. Tienen 393 metros cuadros, habitación para el servicio y dos suits con baño. El precio es de 3,5 millones de euros. Los dúplex, con 500 metros cuadrados y piscina propia superan los siete millones.

Además, la finca tendrá dos piscinas destinadas a la comunidad, asociadas a la zona de gimnasio. El promotor ha apostado por el espacio. "Se podía haber hecho un piso más por rellano, pero no se ha escatimado espacio", explica Poch. Se hace pensando en que sus futuros moradores, al menos en un 50%, serán compradores extranjeros dispuestos a pagar el precio que se pide por todos esos metros y los servicios --incluida seguridad y conserjería-- que implica la oferta.

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