respuesta a Rato

Goirigolzarri desmiente haber impuesto ayudas excesivas para Bankia

El exnúmero dos de Guindos también defiende que el rescate lo decidió

Goirigolzarri, presidente de Bankia

Goirigolzarri, presidente de Bankia / periodico

P. Allendesalazar

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El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha negado este miércoles haber impuesto unas ayudas públicas excesivas para su entidad (recibió 22 424 millones de euros) en el 2012, como le había acusado en la víspera su antecesor, Rodrigo Rato. "No es una cifra que Bankia dio, es una cifra que definió la Comisión Europea", ha defendido en Valencia antes de recordar que la "gran mayoría de declaraciones y comentarios de Rato" están "bajo análisis y definición judicial" en la Audiencia Nacional.

Fernando Jiménez Latorre, exsecretario de Estado de Economía del ministro Luis de Guindos en aquel momento, también ha negado que Goirigolzarri fijara la cuantía de las ayudas. La cifra, ha defendido, se fijó a partir del análisis técnico de la firma Oliver Wyman y con el visto bueno de la Comisión Europea. La inyección de unos 7.000 millones en bonos convertibles que solicitó Rato antes de ser forzado a dimitir por el Gobierno, ha argumentado, "no tenía ningún sentido".

El actual directivo del Banco Mundial ha afirmado que la conversión de la nacionalización de Bankia era "inevitable" antes de la salida de Rato, ya que el banco no había encontrado "soluciones alternativas" para lograr el capital necesario para cumplir los reales decretos que acababa de aprobar el Gobierno. "Parecía obvio que el equipo tenía que cambiar". El señor Guindos decide dimitir y propone a su consejo al señor Goirigolzarri, que era un gurú en el sector financiero", ha afirmado, soslayando que el ministro le empujó a salir de la entidad.

También ha negado que las declaraciones de Guindos a la prensa internacional al comienzo de su mandato que el sector bancario necesitaba 60.000 millones de euros agravase la crisis. "Es confundir la solución con el problema, que era la absoluta falta de confianza en la calidad de los balances, las dificultades de las entidades para financiarse en el mercado de capitales y el vínculo de ello con el Tesoro. Continuar la política del gradualismo no tenía ningún sentido. La presión internacional para que resolviéramos las dudas de los balances era muy fuerte", ha argumentado.