AUTOMOCIÓN

Una oenegé acusa a BMW de manipular sus vehículos

La marca niega que haya instalado dispositivos ilegales para esquivar los controles medioambientales

Un visitante observa una muestra de motores de BMW en el Salón del Automóvil de Fráncfort.

Un visitante observa una muestra de motores de BMW en el Salón del Automóvil de Fráncfort. / periodico

Carles Planas Bou

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El escándalo por la manipulación de vehículos no para de crecer en Alemania. Además de VolkswagenDaimler y ahora BMW también se han visto involucrados en el 'Dieselgate'. Según ha destapado este martes la organización ecologista Deutsche Umwelthilfe, el fabricante de Múnich también instaló un 'software' ilegal en sus coches que le permitía reducir sus niveles de emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) durante los análisis anticontaminación en banco de pruebas. BMW ha negado categóricamente las acusaciones de manipulación de los motores.

El informe presentado por la organización ecologista e independiente de la política señala que los nuevos vehículos BMW 320 diésel emitían en la carretera hasta siete veces más de lo permitido por las autoridades y la legislación europea. Siguiendo el modus operandi fraudulento de las otras grandes compañías automovilísticas alemanas, la oenegé acusa a BMW de engañar los controles medioambientales para que sus vehículos contaminantes pudiesen llegar al asfalto. Un acto con consecuencias fatales para la salud de los ciudadanos.

Al comprobar los motores con diferentes tests, los expertos aseguran haber detectado que un 'software' instalado permitía a los coches reducir los niveles de recirculación de gases contaminantes a partir de las 2.000 revoluciones por minuto mientras que se apagaba automáticamente al llegar a las 3.500. De los cinco vehículos BMW analizados por la organización durante este año, presentados en el mercado en setiembre del 2016, todos presentaron niveles contaminantes superiores a lo establecido.

BMW ve una campaña de desprestigio

BMW reiteró que sus vehículos cumplen las normativas y no están manipulados y recordó que coches del mismo tipo que los analizados por la oenegé han pasado numerosos tests realizados por las autoridades de varios mercados en el 2016 con resultados satisfactorios. "Negamos categóricamente estas alegaciones, los vehículos de BMW Group no están manipulados y se ha confirmado continuamente en las pruebas llevadas a cabo por las autoridades de todo el mundo. Cuando alguien realiza un test conduciendo a propósito de forma inadecuada para generar resultados erróneos, sugiere claramente que hay una campaña de desprestigio. Nos defenderemos contra cualquier información falsa con todos los medios a nuestra disposición", aseguró Klaus Fröhlich, jefe de desarrollo de BMW.

Manipulación

Avanzados por el diario 'Tagesspiegel', los resultados del informe apuntan a que los vehículos superaban en 212 gramos por kilómetro de promedio la emisión de NOx permitida por las leyes medioambientales. En el caso del modelo BMW 320 diésel, se trataba de 80 miligramos de más.

Tras descubrir esa manipulación, la agencia medioambiental alemana relegó el análisis de los vehículos a la compañía DS Motorsport, dedicada a BMW durante más de 30 años. Sus expertos también encontraron en su 'software' un sistema para manipular y reducir las emisiones contaminantes durante las sesiones de control.

Golpe al automóvil

La revelación del informe supone un duro golpe para el fabricante bávaro, que hasta la fecha había criticado a sus rivales por instalar dispositivos de manipulación. "No hay dispositivos de manipulación en el grupo BMW", reiteró por última vez en septiembre Harald Krüger, presidente de la compañía. Con estas declaraciones, la prensa alemana se cuestiona ahora si el líder de BMW debería ser condenado por falsedades.

En Daimler, el escándalo no consiguió tumbar a su jefe, Dieter Zetsche. En Volkswagen, la magnitud del fraude apartó a Martin Winterkorn, lo que no evitó que siguiese siendo el ejecutivo mejor pagado de la bolsa alemana.

El 'caso BMW' suma otro episodio al 'Dieselgate', una suma de escándalos que han debilitado la imagen pública de un poderoso sector automovilístico alemán que sigue si perder fuerza de presión. Actualmente, los principales fabricantes de la industria –Volkswagen, Audi, Porsche, Daimler y BMW– se encuentran bajo investigación, acusados de haber actuado como un cártel para pactar precios durante más de una década.