Estudio de Asedas

La alimentación se fija en los mayores

La población de más de 65 años es una palanca de cambio para el sector de la distribución

Una mujer mira la oferta en un supermercado del barrio de Gràcia.

Una mujer mira la oferta en un supermercado del barrio de Gràcia.

Eduardo López Alonso / Barcelona

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La población mayor de 65 años se ha convertido en el catalizador de los cambios del supermercado de proximidad. Un estudio realizado por la Asociación Española de Distribuidores de Autoservicios y Supermercados (Asedas) con motivo del Día del Mayor, que se celebra el próximo 1 de octubre detecta la creciente importancia de los más mayores en el diseño de las estrategias comerciales de las cadenas de distribución alimentaria españolas. El informe muestra el auge de productos en cantidades más pequeñas y adaptados a las necesidades nutricionales específicas, con más productos frescos. Los mayores de 65 años suelen comprar productos sanos y naturales, pero también fáciles de preparar y consumir, de volumen y tamaño más reducido y a buen precio.

Los supermercados de proximidad han tenido que adaptar su modelo ante este colectivo y se han desarrollado servicios adaptados a los mismos, como la atención telefónica para realizar el pedido y potenciación del servicio a domicilio, explica el estudio. Además, los nuevos modelos de tienda incorporan, por ejemplo pasillos más amplios y luminosos. Las cajas con elevadores de cestas son también una tendencia de futuro.

Las personas mayores de 65 años suponen actualmente el 17% de la población total en España y el Instituto Nacional de Estadística prevé que, para el año 2050, este grupo social superará el 30%. 

Radiografía del consumo

Según el estudio Observatorio Bonpreu y Esclat del Consumo Alimentario en Catalunya, realizado por los economistas Josep Oliver, Xavier Segura y Ramon Roig y presentado este verano, el análisis macroeconómico del gasto en alimentación en Catalunya descubre el efecto dispar de la crisis en los hogares según la edad de sus integrantes. Así, en los hogares de los más jóvenes (entre 16 y 44 años), el gastó cayó el 22,3% entre el 2008 y el 2016, mientras que en aquellos en los que el inquilino de referencia tiene más de 65 años aumentó el 36,9%. Los hogares catalanes recuperaron en el 2016 el nivel de gasto alimentario de antes de la crisis con 15.100 millones de euros, una cifra muy similar a los 15.146 millones que se registraron en el 2008, con un consumo alimentario per cápita de 2.058 euros de media. Los expertos apuntan a que los más mayores tienen más poder de decisión en las compras que en el pasado y que en ocasiones sufragan incluso el gasto de otros hogares, que pertenecen a integrantes de la familia más jóvenes y con menos recursos económicos que los más mayores. De ahí la importancia de este colectivo en un contexto en que para la mayoría los últimos años han supuesto una caída de salarios y un menor gasto en alimentación.