Los mayores de 65 años, motor de la recuperación económica

Josep Oliver y Pere Anglada durante la presentación del estudio sobre el consumo alimentario en Catalunya.

Josep Oliver y Pere Anglada durante la presentación del estudio sobre el consumo alimentario en Catalunya. / periodico

EDUARDO LÓPEZ ALONSO

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Los mayores de 65 años se han convertido en el motor de la recuperación del consumo alimentario en Catalunya. Incrementaron el gasto el 36,9% desde el 2008, frente a la caída del resto de hogares en otras franjas de edad. La caída de los salarios y los cambios demográficos han influido en el consumo alimentario dibujando un mapa del consumo inesperado en el que los más mayores ganan protagonismo y al que las cadenas de distribución intentan adaptarse. Globalmente, los hogares catalanes recuperaron en el 2016 el nivel de gasto alimentario de antes de la crisis con 15.100 millones de euros, una cifra muy similar a los 15.146 millones que se registraron en el 2008, con un consumo alimentario per cápita de 2.058 euros de media.

Según el estudio Observatorio Bonpreu y Esclat del Consumo Alimentario en Catalunya, presentado este viernes por el director financiero de Grupo Bon Preu, Pere Anglada; el catedrático Josep Oliver y el economista Xavier Segura --estos dos últimos autores del informe junto con Ramon Roig--, el análisis macroeconómico del gasto en alimentación en Catalunya descubre el efecto dispar de la crisis en los hogares según la edad de sus integrantes. Así, en los hogares de los más jóvenes (entre 16 y 44 años), el gastó cayó el 22,3% entre el 2008 y el 2016, mientras que en aquellos en los que el inquilino de referencia tiene más de 65 años aumentó el 36,9%.

Los expertos en distribución consideran habitualmente que el consumo (también el alimentario) tiende a desplomarse en los hogares con personas mayores, por lo que Oliver interpreta que el dato muestra la solidaridad económica intrafamiliar y el efecto de la estabilidad de ingresos de los pensionistas en unos años de fuerte crisis. El momento histórico que define Oliver como «de presión estructural a la baja de los salarios por la globalización y los cambios tecnológicos» ha llevado a una «gran polarización entre el gasto de los jóvenes y los más mayores con una caída de las familias con más de cuatro miembros». En su opinión, «las nuevas pensiones son más altas y han estado fuera del efecto del ciclo económico», lo que ha contribuido al aumento del gasto de esos mayores de 65 años. Otro factor demográfico relevante es el crecimiento de los hogares unipersonales el 20%, hasta 750.000 en el 2016. 

Formatos pequeños

La comparación de los datos de gasto alimentario entre el 2008 y el 2016 arroja también cambios relevantes en la cesta de la compra. Destaca la importancia del peso de los alimentos frescos y saludables, la tendencia a la reducción de los formatos para satisfacer las necesidades de hogares monoparentales y el crecimiento exponencial de los productos de cuarta gama o precocinados (englobados en la categoría de otros desde un punto de vista estadístico), el café en monodosis, el chocolate y los helados. Pierden peso el pan, los cereales, los lácteos y los huevos.

El cambio estructural hacia familias más pequeñas y el envejecimiento de la población (el número de personas entre 30 y 39 años caerá más del 30% en los próximos años) invita a pensar que las cadenas de distribución del futuro deberán orientarse a unidades de venta más pequeñas, alimentos precocinados, el producto de proximidad y saludable, y los adaptados a los más mayores.