Sobrecualificación

Camareros, antes de un evento.

Camareros, antes de un evento.

CARLOS OBESO

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En 1974, la empresa automovilística Volvo construyó en Kalmar (Suecia) una planta de montaje que rompía con la tradición "fordiana" e introducía formas de trabajo "enriquecidas" ¿Por qué en la Volvo y en Suecia? Por muchas razones, de las que destacaré una; se preveía que para 1980 el 90% de la juventud sueca tendría estudios secundarios. Atraer y retener a aquellos jóvenes a un modelo de trabajo rutinario y de bajo contenido era difícil.

La Volvo se adaptó al mercado laboral y le fue bien. Sería la constatación de que cuando se invierte en formación y, en consecuencia, los trabajos evolucionan en responsabilidad y capacidad de decisión, mejora la competitividad.

¿Verdaderamente es así? Dos estudios recientes matizan el círculo virtuoso. 'Alternative pathways into the labor market' (2016) analiza la creciente presencia de universitarios en el mercado laboral del Reino Unido. Por poner tres ejemplos: en el año 1979, un 10,7% de los directores de producción tenían título universitario; en el 2014 el 40%. En el mismo periodo, los camareros con titulación universitaria pasaron del 1,4% al 13%, y  las enfermeras del 0,8% al 50%.

Pero este incremento en la cualificación de los trabajadores no ha generado un cambio substancial en los modelos de trabajo, no se ha producido el 'efecto Volvo', pero sí ha supuesto una “colonización” creciente de los titulados superiores que han pasado a ejercer trabajos ocupados tradicionalmente por trabajadores con menor cualificación académica (pero bien adaptados) a los que han empujado hacia abajo o al desempleo. Un mal negocio.

En otro estudio de Elisabeth Motellón: "La captación y retención de talento universitario en las empresas catalanas" (2017) se constata que también aquí se da esa sobrecualificación con un 27% de universitarios infrautilizados. Pero ¿lo están realmente?

En su investigación Motellón hace la pregunta al revés: ¿quiénes no están infrautilizados? Y se responde "los que tienen buen expediente académico". Y es que, y en contra de las modas, estudiar y esforzarse sigue siendo importante, y eso vale para cualquier nivel educativo, no sólo para el universitario. La sobrecualificación por lo tanto quizá apunta a otro problema, el de la falta de estatus de la FP, tanto en imagen como en motivación de los estudiantes, que permite la "colonización" de "sus trabajos" por graduados superiores con expedientes académicos "normales".

Tal vez empecemos a solventar el problema de la sobrecualificación el día que asumamos que en la universidad se analizan, fundamentalmente, los "por qué" y en la formación profesional los "cómo", y que ambas se necesitan y complementan. Y es que un ingeniero eléctrico no es un electricista y nunca hará igual de bien el trabajo del electricista, de un buen electricista, se entiende.

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