TURISMO

Que vuelven los rusos

Un grupo de turistas rusos, de visita en Barcelona el pasado verano.

Un grupo de turistas rusos, de visita en Barcelona el pasado verano.

ESTHER CELMA / CAMBRILS

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La Costa Daurada se prepara para la vuelta del turista ruso, nacionalidad líder en el 2013 con alrededor de 930.000 pernoctaciones, gracias a la recuperación de la economía del país. Pero entonces llegó la pérdida del valor del rublo, y las visitas cayeron. En este mes de abril, sin embargo, las reservas de Natalie Tours, el principal operador del turismo ruso, quintuplican las del año pasado y se espera que en el 2018 este codiciado mercado -familiar, pacífico, culto y fanático de gastar a manos llenas,- incluso supere el récord del 2013. Ese ejercicio, Catalunya recibió a 120.000 rusos a razón de 12,7 días de estancia, la más larga de todos los turistas.

Son datos tratados en el vigésimo congreso de la compañía que se celebra desde este miércoles hasta el sábado en Cambrils (Baix Camp). Entre el optimismo, el presidente de la compañía, Vladimir Vorobiev, también ha advertido de las sombras que planean para la plena recuperación del mercado. Son el cierre de una docena de oficinas expendedoras de visados en Rusia, la fuerte irrupción de los vuelos regulares que han destronado a los chárter o la competencia con otros turistas, sobre todo británicos, a la hora de encontrar plazas en los hoteles.

Para entender estos dos últimos puntos, hay que acercarse al perfil de este viajero, tan escurridizo como la literaria alma rusa. Viven al día, preparan su verano a muy corto plazo, no tienen en cuenta las distancias a recorrer sino el tiempo que emplean y no conciben volver a casa con dinero en los bolsillos. Por eso, los vuelos regulares, todos con escala en Moscú o en San Petesburgo, pueden estar ocupados por turistas chinos e indios, mucho más previsores.

Otro detalle. Los rusos “empiezan sus vacaciones en el 'dutty free' del aeropuerto y las terminan cuando vuelven a embarcar en el avión llenos de bolsas”, dice Jordi Matas, director de la empresa receptora World2meet. Eso explica que el aeropuerto de Reus, pese a estar en plena Costa Daurada, no suponga ninguna competencia para las numerosas tiendas del aeropuerto del Prat.

A la hora de encontrar plaza en el hotel, el principal competidor son los británicos, ya que cierran sus paquetes turísticos a dos años vista como mínimo. El retroceso del mercado ruso en estos años, a resultas de la caída del rublo y del conflicto de Ucrania, ha hecho perder habitaciones a favor de otros emisores. El año pasado, funcionó mejor en mayo y junio que en plena temporada alta al no haber ya hoteles económicos. Algunos hoteleros, advierte Matas, aún confunden el estilo ruso de derrochar en vacaciones con un poder adquisitivo muy alto y suben el precio de las habitaciones. Ya trabajan con los hoteles, coincide con Vorobiev, para garantizar plazas en todas las categorías.