SE INICIA EL 42º CONGRESO DEL SINDICATO

UGT inicia un congreso decisivo para corregir errores y renovarse

candido mendez

candido mendez / periodico

MERCEDES JANSA / MADRID

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El 42º congreso de la Unión General de Trabajadores (UGT) que se inicia esta tarde deberá echar el cierre de una etapa, marcada sobre todo por los 22 años de liderazgo de Cándido Méndez, y abrir otra nueva, con otra estructura organizativa y un control más estricto de sus comportamientos éticos, tras la implicación de varios dirigentes en distintos casos de corrupción.

Méndez se hizo cargo de UGT tras una etapa convulsa en la que el sindicato se enfrentó al la organización hermana, el PSOE, entonces en el Gobierno, por su política social y, en concreto, por una reforma de las pensiones. Se inició entonces una etapa de autonomía que le llevó a sentar las bases de la unidad sindical con Comisiones Obreras (CCOO), que aún dura.

En estas dos décadas han cambiado mucho las cosas. El sindicato ha extendido su representación entre los trabajadores y se ha fortalecido como interlocutor social. Pero se ha enfrentado a problemas graves, el principal, los abusos en los ERE de Andalucía, las tarjetas opacas de Bankia o el último y más doloroso para la organización por tratarse de un histórico dirigente obrero, José Ángel Fernández Villa regularizando dinero negro.

SINDICALISMO INSUSTITUIBLE

Con el lema del congreso, ‘La Unión en pie’, el sindicato quiere mostrar que sigue siendo una herramienta poderosa para defender los derechos de los trabajadores y como interlocutor ante el Gobierno y los empresarios. “El sindicalismo es insustituible en el ámbito primario de creación de la riqueza, en las empresas”, comentó hace unas semanas Cándido Méndez durante la entrevista que concedió a este diario.

Pero los cambios políticos, económicos y sociológicos han hecho ver a los sindicalistas que también necesitan adaptarse a nuevas exigencias sociales pero también a la caída de ingresos por la pérdida de afiliados y de representación institucional como consecuencia de los recortes de la crisis. La UGT busca iniciar tras este congreso una nueva etapa con unos equipos dirigentes más reducidos, con una estructura territorial y sectorial más cercana a las pymes, los parados y los trabajadores más jóvenes, y con mayores controles internos.

Además de la reducción a tres de las seis federaciones que reúnen a sectores y actividades profesionales, el congreso recortará a ocho años el mandato máximo para su secretario general y nombrará una comisión de tres personas ajenas al sindicato que controlará la aplicación del código ético.

La mayoría de los delegados al congreso, el 78% de 601, debatirán sobre el programa de acción que pasa por reivindicar un cambio en las políticas sociales y económicas, la derogación de la reforma laboral, el fortalecimiento del Estado de bienestar y abordar la financiación de los agentes sociales en la negociación colectiva.

El 22% de los delegados al congreso se han apuntado a las dos ponencias donde se tratarán asuntos organizativos, entre ellos, la reducción del 25% al 10% de los avales necesarios para presentar una candidatura a la secretaria general.

TRES CANDIDATOS

El relevo de Cándido Méndez no va a ser un paseo militar. Hay tres personas que han expresado su deseo de dirigir la nueva etapa de UGT: Josep María ÁlvarezMiguel Ángel Cilleros y Gustavo Santana. Los dos primeros dicen tener asegurados todos los avales, aunque eso no quiere decir que quieres les dieron su firma para poder presentarse luego les voten.

Las organizaciones territoriales están repartidas entre Álvarez y Cilleros así como las federaciones sectoriales, aunque ninguna es monolítica en su respaldo a uno u otro. No obstante, el actual responsable de UGT en Catalunya, cuenta con el voto de la gran mayoría de la poderosa, en número de afiliados, federación del metal. Hace unos días también le dieron su apoyo el responsable de la federación de servicios públicos y el de la unión territorial de Madrid, ambos con gran número de afiliados. Pero posteriormente tuvieron que aclarar que se trataba de un respaldo personal que no comprometía a todos los afiliados de sus sectores.