Viento de proa

El colectivo de opinión EuropeG comprueba mejoras pero advierte sobre los riesgos

JOSEP-MARIA URETA

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Todos los indicios de la economía española apuntaban a la recuperación desde hace unos meses, incluso trimestres. Los políticos gobernantes se atribuían el mérito, en la confusión entre el corto y el medio plazo en las decisiones de política económica. Pero una opción es cambiar de dieta y otra eliminar solo el azucar, el pan y el chorizo en el desayuno. Estos días de incertidumbre política con sus efectos económicos a corto plazo, convendría, aunque va a interesar a pocos, revisar si se han hecho los deberes en estos cuatro años y si las decisiones tomadas por el gobierno de turno han sido las adecuadas. A esto le llaman los académicos economía política, estrategía que se mide a largo plazo frente a las tácticas de tomar decisiones de éxito inmediato aunque sea efímero en un periodo de cuatro años.

Tras los comicios del domingo pasado, vale la pena recuperar los gráficos presentados el foro de opinión europeG (http://europeg.com). Son 60 lecturas posibles, cuadro a cuadro, de la economía española que cuentan con el aval de los catedráticos Antoni Castells, Josep Oliver, Martí Parellada y Emilio Ontiveros, más la coordinación de la profesora Gemma García. Lo presentaron ante un restringido grupo de colegas académicos, empresarios y directivos la semana antes de los comicios. Aviso de que no había ninguna voluntad de influencia en la campaña, más bien de honrar el espíritu europeista de cumplir los plazos semestrales de rendición de cuentas sobre los grandes datos macroeconímicos de España y su relación con las medias europeas.

¿Qué dicen estos sabios? Que la recuperación económica española es tan cierta como frágil si no se resuelven cuestiones de fondo. Y que todo lo que hemos obtenido hasta ahora ha sido gracias al viento de cola, es decir, impulsos que vienen del exterior, como la política tan relajada del BCE en los tipos de interes , la caída imprevisible del precio del petroleo y la demanda, aunque menguante, de los productos españoles que son competitivos, gracias a la reducción implacable de los costes laborales, de los que los salarios son una parte sustancial (eso sí, era viento de proa para los asalariados).

 ¿Vamos bien? Sí, al menos hasta este año. Y es prorrogable si no se vuelve al modelo que nos llevó al desastre del 2007, la burbuja financiera/immobiliaria. Avisa el colectivo europeG, con gráficos que deberían ser suficientemente disuasivos, que la demanda interna (consumo) por encima de la exportación (competitividad), amenaza el círculo virtuoso de hace pocos años. De seguir la tendencia, evitable, volvería la perniciosa importación masiva de capital para alojarse en la promoción del cemento y ladrillo. Puede impedirlo, gracias a los acuerdos de empresarios y trabajadores, que la exportación cualitativa gane enteros en las cuentas y saldos del PIB español. La ultima tendencia recogida en los datos de EuropeG advierten de que la exportación no parece ser el objetivo del gobierno actual y  que la mejora de las expectativas familiares ha activado las importación. Se habla menos, y desaparecida en campaña, que durante el 2016 hay que refinanciar 300.000 millones de euros de préstamos a la administración y empresas españolas.    

La formación de gobierno en España los próximos meses puede estorbar aún más el objetivo de crecimiento sólido, según las mediciones que sigue EuropeG. Es mérito del colectivo académico, que ahora quieren atribuirse no pocos fondos especulativos, el aviso permanente de que la peor incertidumbre española es el endeudamiento del sector público y privado, que sumados, son los mayores de Occidente. Lo advirtieron hace cuatro años. Lo siguieron diciendo en sus informes cada seis meses. Y ahora reaparece por la incertidumbre política tras los comicios.

La economía política, con sus datos, se anticipa a la política económica.