CONSECUENCIAS SOBRE EL CRECIMIENTO DE LA EUROZONA

La guerra económica con Rusia aprieta la débil economía europea

ROSA MARÍA SÁNCHEZ / MADRID

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La guerra económica con Rusia llega a la zona euro en un momento en que su débil economía se debate entre entrar en recesión o no. También llega en un momento delicado para la economía española, en particular, cuya incipiente recuperación pende del hilo de sus socios europeos.

La pérdida de turistas rusos (los de mayor capacidad de gasto tras los estadounidenses), la caída de las exportaciones, la menor venta de inmuebles y el encarecimiento del gas y del petróleo son los canales por los que la población española puede sufrir las consecuencias de la guerra económica entre la Unión Europea y el gigante euroasiático.

Y eso que, "España no es quien más pierde" con este conflicto, según Gonzalo Escribano, investigador principal del Real Instituto Elcano. Alemania y Reino Unido, por ejemplo, tienen mucho más que perder. La primera, por su dependencia energética. El segundo, porque su negocio financiero con los oligarcas rusos, explica Escribano.

El banco de inversión japonés Nomura cifra en 0,3 puntos de menor crecimiento el impacto de la guerra comercial con Rusia sobre el PIB de la zona euro en el supuesto de que no suceda un agravamiento militar. Según Nomura, la caída de las exportaciones ya ha restado 0,1 y 0,2 puntos al PIB de la eurozona en el primero y el segundo trimestre. "Los mayores impactos macroeconómicos del conflicto están aún por llegar". Bank of America considera que nuevas sanciones contra Rusia no añadirán un impacto adicional, a no ser que haya una escalada militar.

En España, CCOO ya ha denunciado la pérdida de más de 1.000 empleos en el sector hortofrutícola de Lleida, Alicante, Murcia, Extremadura y Huesca directamente vinculados al bloqueo ruso de exportaciones de frutas y verduras.

El empleo también puede sufrir en otros sectores exportadores afectados por la debilidad del rublo, que resta capacidad de compra a los rusos. "Cada vez salen menos barcos a Rusia desde el puerto de Barcelona", observa el profesor de Finanzas Internacionales de Esade Robert Tornabell. "Es muy probable que la caída del mercado ruso afecte a las ventas del Seat Ibiza y del León", cita como ejemplo.

Mayores consecuencias puede sufrir el turismo en general, y el catalán en particular. En el 2013 llegaron a España 1,6 millones de turistas rusos, el 31,6% más que el 2012. El turista ruso gasta una media de 1.487 euros en España y en total este colectivo se dejó 2.350 millones en el 2013 (el 28,9% más que el año anterior). "Desde Alicante a Francia, las oficinas de turismo locales han constatado este año caídas del 20% al 25% de visitantes rusos", dice Tornabell,.

El corte de las exportaciones energéticas de Rusia a la UE se considera que es el principal canal de contagio económico de la crisis de Ucrania. La UE importa de Rusia el 31% de su demanda de gas, el 27% de petróleo, el 24% de carbón y el 30% de uranio. Alemania, Francia e Italia son los países con mayor dependencia energética de Rusia, después de los países del Este.

En el caso de España, la importación de gas ruso es nula. Sin embargo, Rusia es el tercer proveedor de petróleo para España. Un encarecimiento del gas y del petrólo añadiría un lastre considerable al famélico crecimiento de los países de la zona euro. Con todo, la geopolítica puede conceder alguna oportunidad a España si las tensiones contribuyen a levantar la frontera francesa para que el suministro de electricidad ibérica y gas argelino llegue al centro de Europa. Alemania es partidaria de derribar estos obstáculos.

La recuperación del sector inmobiliario español también se puede resentir por la pérdida del poder adquisitivo del rublo ruso. El portal inmobiliario Spanish Property Insight da cuenta de la caída de demanda rusa de inmuebles.

No obstante, también destaca que la creciente fuga de capitales de Rusia, huyendo de la depreciación del rublo, puede buscar refugio en el inmobiliario español. Sobre todo después de la introducción de la llamada golden visa, o visado de oro, por el que España concede la nacionalidad a inversores que compren viviendas de alta gama (a partir de 500.000 euros). Desde la entrada en vigor de la este visado especial a principios de año, España ha concedido 237 visados ligados a la compra de inmuebles.