Las reformas para impulsar la economía

Quién paga el banco malo

   MAX JIMÉNEZ BOTÍAS / Barcelona

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Aunque aún no se ha definido un sistema para financiarlo, habrá banco malo. En el sector financiero no se albergan dudas de que la última propuesta para superar la crisis del sector y que el crédito vuelva a fluir hacia la economía real se va a poner en práctica. «Las dudas están en qué mecanismo de financiación se aplica», comentó el pasado jueves Rodrigo Rato, presidente de Bankia, la entidad bancaria con un mayor volumen de activos inmobiliarios tóxicos: 31.000 millones de euros y candidata a constituir una de esas sociedades.

El Ministerio de Economía descarta la utilización de fondos públicos para financiarlas. El Banco de España ha encargado informes a varias consultoras inmobiliarias con el objetivo de definir su estructura y, según fuentes financieras, no se contempla que la operación vaya a ser financiada por el Fondo de Estabilidad de la Unión Europea (UE). Lo que, sin embargo, no significa que Europa no vaya a participar de ninguna manera en el proceso de segregar el ladrillo contaminado. Guindos y Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos, abordaron el jueves en Barcelona, con motivo de la reunión del Banco Central Europeo, diferentes asuntos, entre ellos, la financiación del banco malo.

Pocas alternativas

Pero, pese a las dudas, no hay tantas alternativas para costear una operación como esa. «Si no se puede acudir a los fondos de la UE porque acarrearía un incremento del déficit público, y no se acepta en Bruselas, hay al menos otra manera de hacerlo», explican en una entidad financiara catalana. En la banca se calcula que finalmente, los activos que deberán segregarse en esas sociedades ascienden a 100.000 millones de euros. A la cifra de tóxicos calculada por el Banco de España a finales del 2011 -184.000 millones de euros- hay que descontar las dotaciones que se han producido en la última parte del año pasado y durante este ejercicio, además de los que corresponden a entidades que han anunciado que no crearán una sociedad para liquidarlos.

No habrá por tanto un banco malo, sino varias sociedades aparcaderos de los activos procedentes del ladrillo -tantas como entidades decidan crearla- en las que se encajarán esos activos. En el sector bancario se defiende que el procedimiento más factible para llevar a cabo la operación puede ser parecido al que se ha utilizado en Alemania o Irlanda: Primero la entidad debería valorar sus activos a precio de mercado, una vez aplicados los criterios de valoración que se incluyen en decreto-ley de febrero, y que implican un devaluación del 80% del valor del suelo y del 65% del valor de los activos en construcción.

Emisión de deuda avalada

El segundo paso será crear las sociedad tenedora de los activos inmobiliarios -banco malo- que se encargará de emitir deuda avalada por el Estado por el valor de mercado. Aunque podría darse el caso de que inversores mayoristas privados pudieran comprar los títulos, la fórmula más factible, según destacan fuentes financieras, es que se encargue el banco matriz de asumir esa deuda a cambio de traspasar los activos inmobiliarios al banco malo.

De esa forma, la matriz dejará de tener en su balance pisos construidos, en construcción y suelo que serán sustituidos por la deuda. Paralelamente, los títulos avalados podrán ser llevados al BCE como colateral-ahí entra la participación de la UE, si bien no se formulará en forma de ayuda- de garantía de préstamos. La aportación, no obstante, estará condicionada a que la entidad bancaria destine ese dinero a financiar a empresas y particulares con el objetivo de que la economía vuelva a recuperarse.

Finalmente, la sociedad tenedora de los inmuebles deberá cubrir la deuda a su vencimiento, lo que podrá hacer mediante la venta de los activos inmobiliarios entre inversores particulares y fondos de inversión. Los precios de ventas servirán de referencia en el mercado.