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¿Qué es la deuda subordinada?

El nuevo marco financiero europeo abre nuevas opciones de inversión

EDUARDO LÓPEZ ALONSO / Barcelona

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El nuevo marco regulador establecido por las autoridades comunitarias a las entidades financieras, con mayores exigencias de capital y de fondos propios, ha abierto nuevas oportunidades de inversión para los particulares. El íncremento de las ratios de solvencia fomenta la aparición de emisiones de deuda subordinada particularmente bien retribuida a la que se pueden sumar los particulares, pero ¿qué es la deuda subordinada?

La deuda subordinada la componene habitualmente títulos o valores de renta fija con rendimiento explícito y emitidos normalmente por entidades de crédito que ofrecen una rentabilidad mayor que otros activos de deuda. Como suele suceder en cualquier producto financiero, esta mayor rentabilidad se logra a cambio de perder liquidez y asumir un cierto nivel de riesgo, centrado en la capacidad de cobro en caso de extinción y posterior liquidación de la sociedad --la quiebra o bancarrota--, ya que está subordinado el pago en orden de prelación en relación con los acreedores ordinarios. Esto quiere decir que, en caso de quiebra de la sociedad, primero cobrarán los acreedores ordinarios y luego, si queda un remanente en los activos, podrán cobrar los poseedores de este tipo de deuda. En el caso de las emisiones de entidades financieras de balance sólido ese riesgo de impago total está completamente minimizado. La retribución del 7,5% anual de La Caixa aporta un tipo de interés destacable como consecuencia de los tipos de interés existentes en el mercado (la deuda pública de la Generalitat, por ejemplo, del 4,75% anual) y la previsible evolución de los tipos de interés en los próximos años.  

En el caso de las entidades de crédito esta deuda es junto a las participaciones preferentes, un instrumento híbrido de capital, en el sentido de que cumple ciertos requisitos que lo asemejan parcialmente al capital ordinario de las entidades de crédito, por lo que es computable como recursos propios  (integra elcore capital, partida del balance que muestra la solvencia).

En cuanto al régimen fiscal, es el mismo que el de cualquier activo financiero con una rentabilidad prefijada. Los intereses reciben la calificación de rendimientos de capital mobiliario a integrar (al 19% o al 21%, de acuerdo a la cantidad de intereses percibidos en el año) en la renta del ahorro, al igual que el rendimiento obtenido en la amortización, transmisión, canje o conversión de estos activos.

Si bien en los folletos explicativos de este tipo de productos se establece que se puede vender cuando uno quiera en los distintos mercados, y es probable que asi suceda ya que no hay ningún impedimento legal para ello, nada asegura un precio de recompra antes del plazo de amortización. Si un particular decide vender sus bonos de deuda antes del plazo de vencimiento, puede hacerlo, pero exponiéndose a no recuperar la totalidad de su inversión si el mercado considera que la entidad que lo emite atraviesa un momento delicado. En el caso de la emisión de La Caixa, la solidez del balance de la entidad minimiza casi totalmente los riesgos asumidos si se compara con la inversión directa en bolsa, por ejemplo. Además, la rentabilidad obtenida es un buen punto de partida en una cartera de inversión a medio plazo de cualquier inversor ambicioso.