Conozca a Joan Pera como la palma de su mano

Le leemos la mano al veterano actor, que acaba de reestrenar su obra-Guinness, 'La extraña pareja', en el Teatre Condal

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dominical 626 mano de joan pera / periodico

ANA SÁNCHEZ / Barcelona

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DE ANTEMANO: el Woody Allen de Mataró

Suena más neurótico de lo que es. Joan Pera dobla a Woody Allen desde hace 30 años. Tiene ese deje cómico sin querer de Jack Lemmon y el acento garantizado científicamente de Punset. Él se suele resumir como “un tipo normal de clase media baja sin demasiada gracia”. Pero está en el libro Guinness con una comedia. Se pasó cinco años en cartel (1994-99) con el fallecido Paco Morán en 'La extraña pareja'. Su récord: es la obra con más espectadores de pago (14.797) en una función de teatro. Pera reestrenó el pasado 12 de septiembre su obra récord en el Teatre Condal con Antonio Dechent de nueva extraña pareja. “Siento cierto temor”, confesaba semanas antes. “¡Son 20 años!”.

El día 27 cumplirá 66. Ha pasado 50 sobre un escenario y sigue negándose a comenzar la función si no le dan chuches. Por el camino ha vendido café, ha sido maestro, tuvo una tienda de 'gadgets'. “Y si ahora esto no funciona, venderemos pollos asados”, se encoge de hombros. Vive a las afueras de Mataró, a unos kilómetros de donde nació. “No soy muy movible”, confiesa. Quizá porque todo le hace ilusión. “Una comida, un encuentro, una visita”. Tiene mucha vitalidad. “Y no lo parezco. Soy un poco Messi en este aspecto”. Tampoco parece que tenga mal genio. Pero sí. “No sé discutir”, se justifica. Cuando le den el Oscar –se ríe al imaginarlo–, va a dar las gracias a sus enemigos. “Gracias a mis enemigos, estoy donde estoy”.

VIDA

¿No se cansa de ser siempre la Pera? 

[Se ríe] No. Soy como soy. Mi manera de ser es bastante sincera.

Usted es un Pera de mercado. Su madre tenía una frutería. 

Sí, sí. Imagínese las bromas. Y en la mili…

¿Le han dado muchos mordiscos? 

La vida da, ¿no? El trabajo, la salud, el amor da mordiscos.

El 27 de septiembre cumple 66. 

Sí.

Es la edad media de los millonarios españoles. 

Aquí la proporción falla por algún lado [se ríe].

¿Qué fortuna acumula usted? 

Tengo 6 hijos. ¿Sabe qué es eso? 6 carreras, 6 estudios, 6 buscar trabajo... No sé por qué tuve familia numerosa, porque no es práctico. Nada práctico.

Tiene seis hijos y un perro. Se llama Woody. 

Sí. 

¿Le ha salido neurótico? [Se ríe] Un poco, sí.

¿Este fue el que se comió el sonotone de la abuela? 

Sí. Llamas a Woody y te contesta la abuela.

Después de 30 años doblando a Woody Allen, se le habrá pegado algo. 

Sí. Yo no es que sea hipocondriaco, como dice Woody, pero siempre que tengo fiebre pienso que es mortal.

 No suele enfermar. 

Yo no he vomitado en mi vida y he tenido muy pocas veces fiebre, pero ahora me han encontrado una cosita en el pulmón y ya piensas: ¿por qué me ha salido eso?

Dice que “no hay nada, por duro que sea, que no merezca una sonrisa”. 

Es verdad. Es mi vida.

¿No suele llorar? 

No, no. No suelo… No suelo llorar por cosas que me pasan y sí por una película que está bien hecha. Ni en cariño ni en dolor somos muy exuberantes en casa.

Le cuesta expresar sus sentimientos. 

Sí, soy sentimental, pero me cuesta expresarlo. No soy afectivo. Nunca les he dado un beso a mis hijos.

¿Nunca ha besado a sus hijos? 

Que yo me acuerde, no. Ni ellos a mí, ¿eh?

¿De siempre? 

Sí, de siempre. No recuerdo haberle dado nunca un beso a mi padre. Lo cual no quiere decir que no haya afecto. Pero esa cosa ñoña… El sentido del ridículo que tenemos los actores lo tengo muy marcado.

¿Nunca ha besado a su padre por ridículo? 

Claro, es un poco ñoño eso. ¿Un beso a un señor mayor con bigote? [se ríe].

Es muy despistado. 

Un poco [sonríe].

¿Su mayor despiste? 

Meterme en un sitio que no debo, perderme, ir al entierro que no toca...

¿Se ha equivocado de entierro? 

Sí. Y como te conoce todo el mundo, todo el mundo te saluda. “¿Quieres ver al muerto?”. “Sí”. Y piensas: “¡Madre mía, si no es este!” [se ríe]. 

Suele estar en las nubes. 

Un poco, sí. Me encierro en mi mundo. Es muy terapéutico. Si hay una situación que no me gusta, pongo el National Geographic, que sale una pantera que siempre se come a alguien.

Cuando muera, ya ha pedido que los dos primeros meses le dejen dormir. 

Sí, sí. He trabajado mucho. No me quejo, necesito actividad, pero he pasado mucho sueño en mi vida.

TRABAJO

Cuando comentó en casa que quería hacer teatro, le dijeron: “¿No ves que con este culo no puedes ser actor?” 

[Se ríe]. Yo era gordito. Hice un régimen y me fui quedando así.

Y, mire, ya lleva 50 años. 

Sí, pero no tienen ninguna importancia los años.

¿Por qué? 

Porque ha sido uno detrás de otro. Lo bonito será el siguiente. Esto ya está hecho.

 ¿Lo más surrealista que le ha sucedido? 

Una joven con una niña pequeña me dijo: “Es hija suya”. Vino a ver la función embarazada de 7 meses y con la risa se puso de parto.

Dice que el éxito es un accidente. 

No depende de ti. A veces, con una función maravillosa, no hay manera. Y otras, con una sencillita...

¿De qué está más orgulloso? 

Del cariño de la gente.

Ha dicho que si ahora le dieran un Goya o la Creu de Sant Jordi estaría jodido. 

Cuando dan un premio, sobre todo cruces, mmmmm… mal rollo [se ríe]. El premio siempre es de agradecer, pero no es nunca una meta.

 ¿Echa de menos algo en su carrera? 

No. [Se lo piensa]. He perdido muchas batallas. Yo era un actor televisivo y perdí la batalla de TV-3. No me echaron, pero me ningunearon muchísimo.

 ¿La venganza en la tele también se sirve en frío? 

No soy vengativo. No me acuerdo nunca de lo malo que me han hecho. Pienso que lo mataré, pero no me acuerdo de por qué [sonríe]. Hay que tener mucha memoria para vengarse.

AMOR

Siendo Pera, le habrá costado encontrar una media naranja. 

[Se ríe]. No me costó demasiado. Mi mujer y yo nos conocemos desde que teníamos 12, 13 años.

 Llevan 44 años casados. 

Sí, sí. Más 7 de novios. Teníamos un proyecto los dos. El proyecto de ser actor de teatro lo teníamos los dos.

 Ama mucho, dice, “lo cual es muy peligroso”. 

Sí, siempre he funcionado por amor. Y cuando sientes mucho amor, olvidas todo lo demás.

Pero no expresa sus sentimientos. 

Mi mujer me dijo un día: “Nunca me has traído un ramo de flores”. Yo le dije: “¿Para qué, si aún estás viva?”.

 6 hijos, tres nietos. ¡Ni una niña! 

Hasta que llegó la nuera. Pobreta, 6 chicos la machacan.

¿Alguna vez está solo? 

Pocas veces estoy solo. Más de dos días sin nadie no puede ser.

En casa tienen un desdramatizador de las cosas.

Esto es básico.

 ¿Dónde se compra eso? 

[Se ríe] En un Todo a 100. Hay que desdramatizarlo todo. A veces parece cínico, pero parte de la situación real.

No es fácil. 

No. Yo tenía un amigo actor al que le cortaron un pie ya mayor. Le llamé. ¿Cómo estás?”. Y me dijo: “El trozo que queda, bien”. [Hace una pausa]. Esta es la clave. Dentro de lo que hay, siempre hay cosas positivas.

 ¿Es el secreto de la felicidad? 

Los que sean felices [sonríe]. Yo nunca he luchado por ser feliz. No, no, es una palabra. La felicidad es el equilibrio. Siempre estás buscando el equilibrio.

¿Y está en equilibrio? 

Y si no, lo buscaremos.