"Las madres necesitamos compartir nuestra experiencia", Miriam Bernabé, alma de Mamás Graciosas

El discurso pesimista dice que son tiempos de individualismo salvaje, que a nadie le importa nadie, que todo el mundo va a la suya. La realidad nos demuestra que cada día hay más personas que tienen ganas de estar con otras personas, de compartir aficiones y recursos, de dar lo mejor de sí mismas, de aprender de otros y dejar que otros aprendan de ellos. A continuación les ofrecemos cuatro ejemplos que prueban que juntos no solo lo hacemos mejor: también lo pasamos mejor

El trío de Mamás Graciosas, en Yoga con Gracia.

El trío de Mamás Graciosas, en Yoga con Gracia. / periodico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En el origen está Juliette, y, claro, la maternidad. Juliette es la artífice de Yoga con Gracia, el centro al que acudían a clases de yoga para embarazadas y en el que se conocieron. "Un día nos dejó las llaves para que hiciéramos un rato de ejercicio por nuestra cuenta. Nos quedamos hasta las tres de la tarde hablando. Nos dimos cuenta de que las madres necesitamos compartir nuestra experiencia".

Lo dice Miriam Bernabé, a la que sus compañeras definen como el "alma" de Mamás Graciosas, el grupo que se creó tras esa reunión improvisada. "Hablamos con Juliette y nos cedió una de las salas para que nos reuniéramos los viernes por la mañana", continúa. Así que el aula vacía se llenó de labores de costura, y de ropa para compartir, y de masajes infantiles, y de danzas, y hasta de platos de pasta fresca. "De cualquier cosa que podamos enseñar y queramos saber", tercia Gemma Morell, la segunda de las tres madres ("las tres gracias", se autodenominan) que coordinan las actividades del grupo, por el que, en casi tres años de existencia, han pasado 200 familias. "Tenemos una dirección abierta: nos encargamos las madres que tenemos tiempo y ganas de hacerlo", dice Miriam. Patricia Delgado completa la terna.

Cambio de prioridades

Ellas organizan los talleres, o se ponen en contacto con profesionales que pueden explicarles cosas que les interesan. "Ahora montamos sobre todo charlas de temas relativos a la crianza. Una crianza responsable requiere conocimientos. ¡Casi un máster!", exclama Miriam. Ella, con una hija de 3 años y esperando un bebé para mayo, es una de las fundadoras. Gemma y Patricia se incorporaron más tarde. Sus bebés van a cumplir 2 años. Patricia, como Miriam, espera el segundo para julio. La maternidad ha cambiado sus vidas y sus prioridades.

A Miriam, de 36 años, la absorbía su carrera de museógrafa. "Le dedicaba 14 horas diarias", dice. Gemma, de la misma edad, tenía su propia clínica veterinaria, y Patricia, de 37, trabajaba como ingeniera informática. Ahora, las dos primeras siguen en lo suyo, pero por libre y con horario flexible, y Patricia se está formando como astróloga. Cada una de ellas por separado, además, ha montado un grupo de crianza y las tres juntas están en proceso de constituir una federación que agrupe a quienes han optado por esta fórmula, en la que varias familias se ponen de acuerdo para compartir el cuidado de sus hijos, a menudo con el apoyo de un educador.

La apuesta por la comunidad, la capacidad de trabajo y las ganas de llevar una vida acorde con sus ideas las han convertido en mujeres multitarea. "Somos unas leonardas", define Patricia. Y lo corrobora Gemma: "Yo antes era, sobre todo, veterinaria. Ahora soy muchas cosas". Para muestra, su blog de postres: La Gemmota a la cuina. Una delicia.