un vecino llamado... Xavi Crespo
«Al Guinardó aún le queda algo de su esencia y alma»
<b>Los dos metros de altura </b>y el 47 que calza este exbaloncestista son 'made in Guinardó'. Este es el barrio en el que Xavi Crespo vivió su infancia y parte de su juventud ya como deportista de elite. En el recuerdo aún perduran las hogueras de Sant Joan y las aventuras en la calle.
La ciudad evoluciona y muchas veces las personas pierden los vínculos de proximidad»,lamenta Xavi Crespo, exjugador de baloncesto del Barça y del Joventut de Badalona. El deportista reflexiona sobre su infancia durante el paseo por el Guinardó, el barrio en el que sus pies se desarrollaron hasta calzar un 47.«Fuimos niños que hacíamos la vida en la calle. Yo jugaba siempre con el hijo de la portera, con dos hermanos gemelos y con mi hermano»,rememora. «Cuando se acercaba Sant Joan, íbamos de casa en casa pidiendo leña para quemar en la hoguera que hacíamos»,explica Crespo. «Claro que podía haber peligros en la calle, pero el aprendizaje que teníamos explorándolo todo, nos proporcionaba experiencias y, sobre todo, independencia»,puntualiza el exjugador del Barça de básquet.«Hoy, los niños apenas pueden apenas salir a la calle, porque es un espacio que se considera lleno de peligros. Y así es como crecen niños dependientes, sin experiencias propias. No maduran igual que los de mi generación, porque crecen con muchos miedos. Yo creo que, en este sentido, las ciudades han ido a peor», afirma el exvecino.
Sentirse parte de algo
Durante un tiempo, Xavi Crespo y su familia vivieron en Sants y, aunque acabaron regresando al Guinardó, mantuvieron unos años el colegio allí, cerca de la estación de Sants.«Pero mi hermano y yo al acabar las clases veníamos a jugar al Guinardó»,explica Crespo.«En el cine Maragall, que hoy ya no existe, veíamos dos películas, con descanso a media parte para poder comprar palomitas»,explica.«Veníamos a jugar aquí porque en el Guinardó nos sentíamos parte de algo»,señala Crespo del barrio en el que sus abuelos tuvieron un colmado, y en el que su padre los llamaba a comer desde el balcón.«Me acuerdo que había un vagabundo, el señor Alejandro, que siempre iba bastante bebido, pero pese a ello saludaba y todos le conocíamos»,dice.
«La primera vez que dieron por la tele un partido en el que yo jugaba con el Barça, recuerdo que mi padre me contó que hubo muchas personas, de las que normalmente no saludaban, que aquel día le pararon para comentarle que me habían visto». De repente, Crespo fue tan popular como los trucos del chino Gang, del restaurante Río Dragón (Oblit, 3), a quien el exbaloncestista asegura conocer bien.
Muchos de los rincones de su infancia en el Guinardó ya no existen. «El barrio estaba lleno de torres con jardín»,comenta Crespo frente a una de las que aún subsisten, entre las calles de Rubió i Ors y el pasaje de Llívia, justo delante de donde el exjugador azulgrana vivió.
El exdeportista es crítico con la desaparición de iconos arquitectónicos del barrio.«Protegemos edificios históricos y estas casas del Guinardó, que fue zona residencial, también son historia de la ciudad y deberían restaurarse. Hay que integrar más ese pasado, mejorar los edificios, hacerlos eficientes energéticamente, pero sin perder el alma y esencia del entorno, que todavía quedan en el Guinardó».
Retorno al barrio
A los 14 años, Xavi Crespo retomó sus estudios en el Guinardó. Entró en el instituto Sant Josep de Calassanç. Por primera vez, estudió con chicas en clase.«Fue un cambio muy importante»,puntualiza quien en aquel momento ya entrenaba profesionalmente.«Requería mucha fuerza de voluntad. Entrenaba con el primer equipo del Barça y el sábado jugaba con ellos. También lo hacía con los junior y jugaba con ellos el domingo. Con la selección, lo hacía en Navidad y en verano. Aquello podía salir bien o no. Pero yo tuve suerte», reconoce el alero del Barça que logró el Mundial de Clubs (1985), dos recopas de Europa (85 y 86) y dos ligas ACB (89 y 90), además de conseguir la Copa Príncipe de Asturias (87) y la del Rey (97) con el Joventut de Badalona.«En España, compaginar educación y deporte es un problema. Te dicen O estudias o juegas. En EEUU, en cambio, eso lo tienen bien resuelto», compara el actual director académico en el Johan Cruyff Institut, donde se imparten másteres y posgrados de gestión deportiva.«Intento ayudar a convertir pasión en profesión»,explica Crespo. Es lo que él hizo durante sus 20 años de carrera como jugador de básquet.
Hoy el exazulgrana vive en la Nova Esquerra de l'Eixample.«Me recuerda el ambiente del barrio del Guinardó cuando yo vivía allí, porque muchos de los vecinos que hay son gente del barrio, de toda la vida».
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