AMICIOSO PROYECTO

Sergi Mingote: "Asumo el reto de subir seis ochomiles en un año"

Everest, K2, Kanchenjunga, Broad Peak, Manaslu y Lhotse son las cumbres que este alpinista de 47 años aspira a ascender durante los próximos 12 meses

Jordi Tió

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Sergi Mingote se siente "más aventurero que político", una esencia vital que el ya exalcalde de Parets del Vallès ha mantenido a bajas revoluciones durante los siete años que ha estado al frente del ayuntamiento, donde, fiel a su filosofía, ha pisado poco el despacho para patear mucha calle. Asumido de nuevo el rol de alpinista a pleno rendimiento, Mingote, de 47 años, se calza otra vez las botas para emprender su mayor reto deportivo con el Himalaya como escenario de operaciones. El objetivo: ascender 6 ochomiles en un solo año, algo que, obviamente, nadie ha hecho y quizá ni pensado. Mingote será el primero en intentarlo en una aventura en la que cuenta con la colaboración, entre otros, de EL PERIÓDICO.

-Lo que cuesta subir a un ochomil y a usted le da por escalar seis… Y en un solo año. Al final te mueve la ilusión. Desde hace años tengo el sueño de superar el récord de Silvio Mondinelli, que en el 2004 culminó el récord Guinness de ascender sin oxígeno las tres montañas más altas (Everest, K2 y Kanchenjunga) en tres años. Pero ya que me pongo, lo complico un poco más y asumo el reto de hacer seis ochomiles en 12 meses, añadiendo el Broad Peak, Manaslu y Lhotse.

-¿Cuándo empieza? Me voy el 12 de junio hacia Pakistán con un doble permiso para hacer el Broad Peak y el K2. Regreso a  mediados de agosto para volver a partir el 1 de septiembre, esta vez hacia Nepal, con otro doble permiso para el Kanchenjunga y el Manaslu. Si todo va bien, estaré de vuelta por Navidad para partir de nuevo en marzo y culminar el reto, si se alinean todos los astros, con el ascenso del Everest y el Lhotse, subiendo las dos cumbres sin pasar por el campo base.

El exalcalde de Parets parte el 12 de junio hacia Pakistán con el Broad Peak y K2 como primeros objetivos

-Lleva desde el 2003 sin pisar un ochomil (en su palmarés cuenta con el Cho Oyu, Sisha Pangma y Everest). ¿Es una desventaja para usted? Es verdad, durante estos años he hecho escaladas de menos altura pero más técnicas. He subido a picos de 7.000 metros, he participado en 'ultramans' (triatlones de larga distancia) y, en resumen, voy mucho más fuerte físicamente y mi nivel de escalada es también mayor. Además, mi adaptación a la altura siempre ha sido muy buena. De hecho, de mis 20 expediciones, he hecho cumbre en 19. Soy optimista, pero sé que se tienen que alinear 20.000 astros para que todo salga bien.

-¿Quién le acompaña? En la primera expedición me acompañan dos alpinistas catalanes, Lluís Cortadellas y Pep Vega, quien ya estuvo conmigo en el Ama Dablam. Con ambos tengo previsto subir al Broad Peak y solo con Cortadellas, al K2. En los cuatro ochomiles restantes, subiré con mi sherpa de confianza, Kipe, con quien me acoplo muy bien y tenemos una velocidad de ascenso muy parecida que me permite ir con una logística muy austera.

-Sin infraestructura en el campo base o con un equipo tan reducido, ¿esto le obliga a hacer ascensos muy rápidos, sin poder descansar en los campos de altura? Así es. Llegaremos al campo base y en pocos días ascenderemos al campo 1, 2 o 3, según el tiempo y las fuerzas, para hacer cumbre en pocos días. La intención es estar como mucho una semana entre la llegada a la base de la montaña hasta pisar la cima. Tengo la ventaja de que me aclimato muy bien a la altura y que iremos muy ligeros de material.

-¿De los seis ochomiles que le esperan, cuál cree que es el más complicado? Sin duda el K2, que últimamente no se está portando muy bien con los que quieren escalarlo. Y el que me genera más respeto es el Kanchenjunga, un gigante que tiene cuatro puntas por encima de los 8.400 metros y donde estaremos prácticamente solos, Kipe Sherpa y yo. De hecho, a día de hoy no hay un solo permiso tramitado, a parte del nuestro, para subir a esa cumbre.

"El más complicado es el K2 pero el Kanchenjungaes el que más respeto me da", afirma

-Y, luego, el Everest. Es una montaña que siempre me traslada a momentos muy especiales de mi vida. Para mí, es la más dura por la altura si se hace sin la ayuda de oxígeno artificial, como es mi caso.

-En el techo del mundo sí que hay problemas de masificación por la gran afluencia de alpinistas. ¿Lo tiene en cuenta? Por eso subiremos por la cara norte, por el Tíbet, por donde hice cumbre en solitario en el 2001, porque sé que es donde menos congestión puedo encontrar, aunque es más vertical, y bajaremos por la cara sur, por el escalón Hillary.

-Pero no tiene previsto llegar al campo base. El objetivo es otro, ¿no? Sí, quiero quedarme en el campo cuatro, en el collado sur, y desde allí empalmar hacia la cumbre del Lhotse por el corredor norte, pero necesito que alguien me instale previamente una tienda allí porque no puedo jugarme la vida haciendo un vivac a 8.000 metros. He buscado precedentes de esta ascensión empalmando las dos cimas y no he encontrado nada.

-Si sube de nuevo al Everest se convertirá también en el primer español que lo logra por tercera vez, superando a Juanito Oiarzabal y Òscar Cadiach, que lo han hecho en dos ocasiones. ¿Tiene claro que no usará oxígeno suplementario? Sí, es una decisión personal. Llevar oxígeno es demasiado tentador y, ante eso, decido no llevarlo. Y si no puedo subir, bajaré, pero en este proyecto no me compensa hacer ninguno de los ochomiles con oxígeno. Necesito llenar mis expectativas personales aunque respeto mucho a todo aquel que quiere usarlo.

-¿Hay alguna línea roja que tiene claro no sobrepasar aunque tenga que abandonar? Sí que las hay. Siempre digo que no hay una sola montaña que valga una vida. Es más, que valga ni la amputación de un dedo por congelación. Tengo muy claro que mi hija, Júlia, de 13 años, me espera en casa igual que mi mujer. Eso sí, soy terco y mi capacidad de sufrimiento es altísima, pero tengo claro que mi ochomil real lo tengo a nivel del mar, aunque las líneas rojas no son las mismas para todos. Sé que la mía está muy arriba, pero no la sobrepasaré.

"Siempre digo que no hay una sola montaña que valga una vida"

Sergi Mingote

— Montañero

-¿Alguno de los ataques a las cumbres le pilla en invierno, porque eso complica las cosas? No, ninguno cae en pleno invierno de manera literal, pero lo que todavía no sabe nadie es que no descarto hacer el Cho Oyu (8.201 metros) en esa época, que sería el séptimo ochomil. De intentarlo, sería entre enero y febrero, y me serviría para preparar la ascensión al Everest, aunque mi compañero Kipe ya me ha dicho que no cuente con él, que no tiene necesidad de ir a una de estas moles con temperaturas de 50 bajo cero. No puedo confirmar nada todavía, pero lo tengo en mente. Y si al final me atrevo con el Cho Oyu es porque lo conozco perfectamente, no iría a otro ochomil en invierno.

-Si logra subir a todas las cimas le quedarán seis ochomomiles para completar los 14. ¿Le motiva hacerlos todos? Sí y, además, tratar de batir el récord de Kim Chang-Ho, un montañero coreano que en el  2013 logró subir a las 14 montañas más altas sin oxígeno en 7 años, 10 meses y 6 días, batiendo el registro del legendario Jerzy Kukucza (7 años, 11 meses y 14 días). Estoy seguro de que se puede hacer con la mitad de tiempo, en tres años. 

El valor del deporte como herramienta inclusiva

La vertiente deportiva es solo una de las patas del proyecto de Mingote, cuya aventura tiene también un <strong>importante cometido solidario y científico</strong>. “Todo va ligado con la creación de los <strong>primeros premios inclusivos del deporte catalán”</strong>, con el apoyo de la Generalitat, explica Mingote, un proyecto impulsado desde <strong>Onat Foundation.</strong>