Penitencia madridista

Se cerró el año con el duro golpe de la derrota en el clásico y se ha iniciado el 2018 bajo mínimos con el empate en Vigo y el adiós a la Liga, nada menos que en el mes de enero. Eso ha provocado que las alarmas se hayan ha encendido en el club blanco, donde los nervios afloran ante lo que puede ser un año de penitencia después de lograr cinco títulos en el 2017. El desplome ha llevado al club a debatir sobre las posibles e inmediatas soluciones con vistas a dar un giro total a las prestaciones de un equipo que aún tiene que lidiar el toro de la Champions, con un PSG agigantado, y agarrarse a una copa que no consigue desde la temporada 2013-2014.

El gabinete de crisis comenzó en los vestuarios de Balaídos, hasta donde llegó Florentino Pérez para intentar dar ánimos a un equipo roto que acaba de entregar la Liga de la manera más triste. Cinco empates y tres derrotas en 17 partidos suponen un tremendo agujero en un equipo dispuesto en el verano a defender el título tras haber mostrado un gran poderío en las Supercopas europea y española.

El club exige una reacción inmediata con vistas a la primera cita con el PSG en febrero

También Zidane encontró consuelo en el presidente blanco, que pidió explicaciones por el tremendo bajón en la segunda mitad en Vigo. Entre lo que confesó el técnico francés y los indicios que tiene el club, el diagnóstico va desde la falta de hambre después de tanto título conseguido, la desunión entre los jugadores, cuya unidad pende de un hilo para caer en el reproche continuo, y un bajón físico que pocos se explican en el club.  

Charla entre jugadores y técnico

De todo eso se habló en una larga charla entre los jugadores y Zidane para intentar reconducir la situación caótica que vive el equipo, abocado a defender el cuarto puesto en la Liga que amenazan Sevilla y Villarreal, el equipo que visita el sábado el Bernabéu. El cónclave en el vestuario hizo que el entrenamiento se retrasara una hora. Tras la sesión apareció un Zidane desbocado, vehemente y firmemente decidido a dar un golpe en la mesa para salvar a sus jugadores, defender sus ideas hasta el final y asegurar que no le ha echado un pulso a Florentino por el tema del fichaje de Kepa, portero del Athletic.

"La charla con los jugadores ha sido un poco más larga de lo normal. Era necesaria porque estamos para buscar soluciones. Las cosas no están como queremos, pero no todo es mierda"

Zinedine Zidane

— Entrenador del Madrid

“La charla con los jugadores ha sido un poco más larga de lo normal. Era necesaria porque estamos para buscar soluciones. Las cosas no están como queremos, pero no todo es mierda. Vamos a trabajar más que nunca”, afirmó Zidane. El técnico francés subió el tono para abandonar su eterna sonrisa, poner énfasis a la hora de defender a sus jugadores y dejar claro que no se va a aferrar al cargo de ningún modo.

La espita que encendió al técnico volvió a ser la pregunta sobre, no ya si quiere a un portero, sino a un delantero. “Creo en mi plantilla y la voy a defender hasta la muerte. Si hay cosas que van mal, no voy a echar mierda a uno o a dos. Todos somos culpables, yo el primero. No voy a cambiar y tampoco me va a cambiar la crítica. Todo lo que sale ahora es negativo. Me molesta que digáis que voy a echarle un pulso al presidente. Yo voy a pasar aquí y nunca voy a echar un pulso a la afición ni al presidente, que es el que me ha puesto aquí. Yo voy hasta el final, hasta que me cambien. No voy a tirar la toalla”, afirmó un airado Zidane.

"Creo en mi plantilla y la voy a defender hasta la muerte. No voy a cambiar ni me va a cambiar la crítica. Nunca le voy a echar un pulso al presidente. Voy hasta el final, hasta que me cambien y no voy a tirar la toalla"

Zinedine Zidane

— Entrenador del Madrid

El técnico francés cumplió ayer dos años desde que dirigió el primer encuentro como entrenador del Madrid con aquel 5-0 al Deportivo. Todo augura que hoy tendrá mejor día con motivo de la visita del Numancia en la vuelta de cuartos de Copa, con el 0-3 en la ida (21.30 h. beIN LaLiga). También Cristiano Ronaldo y varios titulares más, que no se las tendrán que ver con el público del Bernabéu.