FUTBOL ARGENTINO

Elias Pereyra: el jugador que volvió a vivir

Elias Pereyra firma su contrato como nuevo jugador del San Lorenzo.

Elias Pereyra firma su contrato como nuevo jugador del San Lorenzo. / periodico

Abel Gilbert

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Falta muy poco para que Elías Pereyra entre a la cancha como profesional. Acaba de firmar su primer contrato con San Lorenzo de Almagro, el club preferido del papa. Dicen que Francisco conoce muy bien la historia del adolescente al que le detectaron leucemia, y que después de tanto llorar juntó fuerzas para forjar su propio milagro. Desde aquel 2012 desolador a este presente pasó todas las pruebas, inclusive la quimioterapia en un hospital público de la capital argentina. "Pero salí de la enfermedad. Jamás se me cruzó la idea de bajar la guardia", dice Pereyra sobre sus "cinco años de película".

No puede dejar de recordar el momento en que todo pareció derrumbarse. La memoria lo arrastra cinco años hacia atrás, a los días que iba al colegio y solo pensaba en el fútbol, correr tan rápido y preciso como para que el camino hacia la consagración en San Lorenzo se acortara. Pero  algo ocurrió. Percibió que le faltaba energía. Ni siquiera comía con la voracidad propia de los jóvenes que derrochan energía. "Quería estar todo el tiempo acostado. Llegó un momento en que estaba muy flaco". Los padres lo llevaron al hospital. El primer diagnóstico los tranquilizó: paperas. Pero fue un engaño: las cosas empeoraron.

"Estaba débil y mi mamá decidió hacerme un análisis de sangre. Me dijeron que era leucemia"

"Estaba débil y mi mamá decidió hacerme un análisis de sangre. Fuimos al hospital Garrahan y nos dijeron que era leucemia". A los 13 años, lo sentaron en una camilla,  le inyectaron suero y lo internaron. El chico de la categoría 99 de San Lorenzo no entendía lo que estaba sucediendo alrededor. La severidad de los rostros de los médicos, el estado emocional de sus padres. A ellos les preguntó qué estaba pasando. El padre le dijo que nada, que se quedara tranquilo. El joven solo quiso saber una cosa: si alguna vez volvería a jugar al fútbol. Estuvo un año en el hospital.

"No hay que bajar los brazos. La tormenta no dura siempre" 

Después vino el tratamiento ambulatorio, y desde el fondo de sí mismo sacó esas fuerzas que no todos tienen. La tarde en que firmó contrato hasta 2021con el club del cual es hincha  se fundió en un abrazo interminable con sus padres. Lloraron los tres, por todas las lágrimas contenidas. A los 18 años, Elias ya no le tiene miedo a nada, menos a su anhelado debut oficial, que sucederá cuando lo decida el entrenador, Claudio Biaggio. "Después de todo lo que pasé no puedo ponerme presión por un partido. Yo sólo trato de disfrutar del fútbol".

Pereyra lo aprendió de la vida misma: "no hay que bajar los brazos. La tormenta no dura para siempre". El volante ya es parte del seleccionado sub 20 e incluso entrenó con los mayores. "Me tocó estar con Messi y no lo podía creer, el mejor del mundo. Me daban ganas de abrazarlo porque lo admiro mucho. ¿Qué le hice? ¡Apenas sombra! Pero me saqué una foto", dijo el día que conoció a Dios, después de tantos milagros.