Frustrante empate del Girona en su debut en Primera

El equipo catalán se adelanta con goles de Stuani pero los colchoneros logran igualar en el tramo final (2-2) pese a jugar con 10

Stuani celebra el primer gol de la historia del Girona en Primera.

Stuani celebra el primer gol de la historia del Girona en Primera. / PAU BARRENA

Jordi Danés / Girona

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El Girona sumó en su debut en Primera División un punto que todo el mundo hubiese firmado antes del choque pero que al final del duelo ante un candidato a todo como es el Atlético de Madrid tuvo hasta gusto de derrota. Fue una lástima, pues a una primera parte impecable de los de Machín (2-0) le siguió una segunda en la que los rojiblancos pagaron carísima una pequeña desconexión cuando parecían tener el partido en el saco a raíz de la expulsión de Griezmann (m. 66). El Atlético, con dos zarpazos de Correa y Giménez en inferioridad numérica convirtió un 2-0 en un 2-2 que no sacó de pobres a los de Simeone pero castigó enormemente el partidazo gerundense.

Fue una primera parte memorable. Si la puesta en escena del Girona ya iluminó los ojos de los más de 11.000 espectadores que se dieron cita en Montilivi, lo que vino después fue para pellizcarse para saber si lo que se veía sobre el césped era realidad o un sueño. Los de Machín salieron con las revoluciones al límite y encerraron al Atlético en su parcela.

Pareció que los de Simeone jugaban a verlas venir, pero el paso de los minutos dibujó otra realidad: el juego del Girona, con una presión asfixiante, diagonales continuas y pelotas al área, incomodó muchísimo a los colchoneros, que vivieron con tranquilidad los dos primeros remates lejanos del Girona, pero que vivió con mucha más preocupación los posteriores minutos de los locales, auténticamente estelares.

El Girona pusó durante dos minutos Montilivi al límite de revoluciones con dos goles seguidos, ambos de Stuani (m 23 y m. 25). El uruguayo remató impecablemente en el 1-0 con la cabeza un centro de seda con la izquierda de Granell y en el 2-0 fue más listo que nadie a la hora de aprovechar, también de cabeza, un balón suelto en el área de Oblak

Vuelco inesperado

El Girona pasó por encima del Atlético, que nunca encontró su sitio en el impecable césped de Montilivi. Los madrileños acabaron encomendándose a Oblak, que evitó el 3-0 en un disparo mordido de Portu que salvó por los pelos.

Era imposible que el Atlético no mejorara las prestaciones tras el descanso. De hecho, Griezmann avisó pronto con una chilena que no fue gol por centímetros. De la misma manera que el Atlético sufrió cuando no tuvo el balón, el Girona también lo pasó mal cuando el Atlético llevó la manija en tres cuartas partes de campo. El partido, más equilibrado en el segundo acto, tuvo un punto de inflexión con la roja a Griezmann. El francés fue amonestado por simular un penalti y enseguida el árbitro le enseñó el camino de los vestuarios. La victoria local parecía solo pendiente de certificación.

Sin embargo, el partido dio un vuelco inesperado. Simeone movió las piezas, se plantó con un 3-3-3 sobre el césped y Correa, Vietto y Carrasco hicieron mucho daño a la defensa local, imperial durante casi todo el partido. Correa marcó el 2-1 tras una conducción excelente y un disparo imparable.

El gol hizo daño al Girona, que se descompuso. Y no tardó en llegar el mazazo del 2-2, a pelota parada, con un certero remate de cabeza de Giménez tras una salida precipitada de Gorka. Pese a que el 2-2 dejó un mal sabor de boca, Montilivi premió la actuación con una ovación.

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