Una potencial número uno

Como muchos, estoy sorprendido por la facilidad con la que se ha coronado Garbiñe Muguruza en Wimbledon. Más de lo que esperaba. Es un gran éxito para ella y también para el tenis español y una prueba de que no solo están Rafa Nadal y los demás. También hay que dar crédito al tenis femenino. Está Carla Suárez, a la que le falta un gran título, y se demuestra que Muguruza es una número uno potencial.

El partido, en realidad, fue muy cómodo para ella. Después de un inicio con bastantes errores de ambas, Muguruza fue la que se asentó primero y aprovechó su oportunidad, después de salvar dos bolas de set para Williams. Conseguirlo la llevó a jugar mucho más tranquila y le dio fuerza y sin necesidad de hacer un gran partido, se vio muy superior. A Venus, en cambio, se la vio muy por debajo, como si se hubiera quedado atascada. La final se le presentó como una montaña imposible de escalar.

Una de las clave de la victoria es la tranquilidad con la que ha sabido jugar en Londres Muguruza,que suele expresarse en la pista como es ella, yendo en seguida al ataque, imponiendo su fuerza. Esta semana ha entendido que es mejor jugar con más control y utilizar de forma puntual la fuerza. Se la ha visto más seria y humilde que nunca.

Garbiñe tiene 23 años. Es cuestión de madurez. Su potencial está ahí. Lo sabe. Pero las cosas no llega porque sí. Tiene que hacer un planteamiento mental y preguntarse las razones que la llevaron hace dos años a la final de Wimbledon. Cómo trabajó. Y, ahora, saber qué es lo que ha hecho bien. El resto son aspectos secundarios que debe dejar atrás.

El problema de un número uno es de regularidad. Garbiñe tiene el potencial. Es genial como tenista. Tiene fuerza. No tiene miedo. Va hacia adelante. En ese aspecto es fantástica. Por ímpetu y por los riesgos que corre es un poco inestable. Pero si analiza tranquilamente las causas, es la futura número uno. Pero de un futuro inmediato.