Maratón de mujeres

Más de 3.000 corredoras afrontan este domingo su gran reto por las calles de Barcelona cuando en 1980 solo eran 20

María Vasco corre descalza en el interior de uno de los pisos de La Pedrera.

María Vasco corre descalza en el interior de uno de los pisos de La Pedrera. / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA

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El asfalto es suyo. Ellas lo han sudado, han estado meses entrenando, cada una a su ritmo, según el tiempo que han arañado en sus trabajos, en sus estudios... Todas tienen un reto, todas corren por algo, desde la experiencia de sentir el contacto con las calles de Barcelona, a conocer la sensación de disputar por primera vez un maratón, a conseguir una marca en concreto, a un objetivo solidario, a sufrir, que sufrirán, al igual que los participantes masculinos, pero para ser felices en la meta.

Barcelona se sumergirá de nuevo mañana en el encanto del maratón. Hubo una vez, por allá el 2005, en que fue necesario suspender la carrera. Fue, como si se tratara de una frase hecha, la señal que marcó un antes y un después. Se paró para triunfar. Se paró para comenzar una escalada meteórica, sin cuenta atrás, sin final, que convertirá el maratón de Barcelona en uno de los mejores del mundo.

Una anécdota. El pasado miércoles anduvo por Barcelona Patrick Bauer. Muchos se preguntarán quién es. Lo suyo no son los maratones de asfalto, como el de Barcelona, sino retos mucho más difíciles. Bauer es el alma, el creador del Maratón de Sables, prueba que recorre el desierto del Sáhara, donde los participantes deben llevar encima toda la comida que consumirán durante una semana, dormir en la intemperie, sobrevivir para triunfar.

Anduvo por Barcelona porque presentó la 30ª edición de la prueba creada por él y que se disputa en Marruecos el mes que viene. Y explicó los detalles de la carrera a apenas 50 metros de la playa de la Barceloneta. «¡Señores! -exclamó-, tienen ustedes una ciudad magnífica para correr. ¡La mejor!». Ideal para un maratón.

Si se acercan por el aeropuerto de Barcelona verán que hay instalado un mostrador para dar la bienvenida y aconsejar a los miles de viajeros que llegan para trotar por el maratón, ya que casi la mitad de los participantes son de fuera; un 42%, extranjeros. Y, entre los 19.200 atletas apuntados, 3.200 son mujeres.

MÁS SEGURIDAD

Todos ellos participarán en un maratón que ha fortalecido las medidas de seguridad. Aunque no hay riesgos de amenazas, la policía ha aumentado la escala de protección, en comparación con ediciones anteriores.

Miquel Pucurull, veterano maratoniano, que corre mañana como todos los años y hasta que el cuerpo aguante, entra en sus archivos, los mejores, para dar fe del crecimiento femenino, espectacular, en el año en el que ellas han roto todos los registros: 2015 pasa a la historia por ser la edición con más chicas.

«En 1978 -explica Pucurull- la carrera se denominó Marató de Catalunya y se celebró en PalafrugellSolo dos mujeres se presentaron. Tres años más tarde , ya en Barcelona, concurrieron solo 20 mujeres».

Los tiempos han cambiado. El domingo 8 de marzo Katherine Switzer se erigió en madrina del maratón de mujeres de Palma. Fue una nueva ocasión para explicar la historia del mítico dorsal 261 del maratón de Boston de 1967, donde según sus palabras «comenzó a correr una niña y 42 kilómetros y 195 metros después fue una mujer la que llegó a la meta». Lo hizo tras 4 horas y 20 minutos, un registro muy discreto, pero llegó protegida por varios participantes para pasar a la historia tras convertirse en la primera mujer que afrontaba un maratón, en contra de la dirección de la prueba. Switzer debió esconder la condición femenina al solicitar el dorsal y en plena carrera uno de los organizadores que se llamaba Jock Semple, codirector del evento, trató de echarla con muy malos modos. Pronunció una frase que quedó perpetuada como una muestra de lo que no hay que decir y no hay que hacer en la igualdad entre sexos. «¡Sal de mi carrera y devuélveme el dorsal!».

La imagen dio la vuelta al mundo para convertirse en el símbolo de mujeres atletas y de la propia Switzer que más tarde ganó el maratón de Nueva York y llegó a correr la distancia con un tiempo magnífico: 2 horas y 51 minutos.

Este domingo nadie arrancará dorsales.Este domingo, Barcelona estará orgullosa de todos los participantes, sin importar el sexo, ni la edad, ni la procedencia, ni el color de la piel. Este domingo, el maratón será una carrera pacífica donde todos sumarán sus sueños como los de María Vasco y Eva Botello, protagonistas de la portada de este suplemento. El maratón es especial.