El regatista 'Bubi' Sansó, rescatado con éxito

Javier 'Bubi' Sansó, a bordo del 'Acciona', en una imagen de hace unas semanas.

Javier 'Bubi' Sansó, a bordo del 'Acciona', en una imagen de hace unas semanas. / periodico

NEUS JORDI / Barcelona

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Hasta 12 horas en una balsa salvavidas a la deriva en medio del Atlántico ha pasadoJavier Sansó, único participante español en laVendée Globe, la vuelta al mundo en solitario, sin escalas ni asistencia, antes de ser rescatado por un helicóptero de la Armada portuguesa esta pasada madrugada.

Tras haber recorrido unas 26.000 millas náuticas (48.150 kilómetros) en 85 días, la circunnavegación del patrón mallorquín terminó en la recta final de la regata más dura del planeta, conocida como el Everest de la vela, a sólo cinco días de la línea de meta en Les Sables d'Olonne (Francia). Sansó (Palma, 1969) navegaba el domingo por la mañana 500 millas al oeste de Madeira y 360 al sur de Sao Miguel (Azores), con vientos medios, cuando oyó "un fuerte ruido" que "hizo estremecer y escorar bruscamente el barco", según sus propias declaraciones. El marino, que en ese momento estaba en cubierta, "antes de que pudiera reaccionar" se vio despedido de la embarcación y cayó al agua, desde donde vio cómo su 'Acciona 100% EcoPowered' volcaba y quedaba boca abajo, tras perder el elemento que hace de contrapeso bajo el agua, la quilla.

El náufrago consiguió nadar hasta alcanzar y activar la balsa salvavidas, alojada en la parte de popa del barco. Mientras su barco herido se alejaba a causa de la fuerte marejada, embarcó en el bote hinchable, donde pasaría las siguientes 12 horas, mojado y vestido apenas con unos bermudas y una camiseta.

En Palma de Mallorca, el equipo de tierra del 'Acciona' estaba reunido cuando a las doce del mediodía se activaron las dos radiobalizas de alerta del barco tripulado por Javier Sansó. Intentaron contactar con el patrón llamando al teléfono del barco y al móvil satelital de emergencia, sin saber que 'Bubi', como así se le conoce, no había tenido tiempo de hacerse con la llamada bolsa de abandono, equipada con el preciado aparato, varias baterías y un traje de supervivencia. Al no poder hablar con su patrón, se activó el protocolo de emergencia y Salvamento Marítimo mandó a la zona un avión, que hacia las 18 horas divisó a Sansó, haciendo señales con una bengala, en su balsa salvavidas. Entonces un helicóptero despegó de las Azores para proceder a la operación de rescate.

"El avistamiento del avión me tranquilizó sobremanera y me dio la confianza de saber que todo estaba funcionando", ha declarado el isleño, que aún tuvo que esperar seis horas más hasta la llegada del helicóptero portugués, que tuvo que repostar dos veces antes de alcanzar la zona del naufragio. "Sobre las 23.55 oí de nuevo ruido de motores y observé un helicóptero maniobrando en las inmediaciones de mi barco, alejado de mi posición unas dos millas. La noche era muy cerrada y por un momento dudé de que me avistaran a mí. Tras encender mi última bengala el helicóptero se dirigió hacia mí, un nadador de rescate saltó al agua y me colocaron un arnés para ser izado".

Ya volando hacia la base aérea de Lajes en Terceira, un médico comprobó que Javier Sansó estaba en buenas condiciones, aunque al principio se temió que padeciera hipotermia. En esta isla de lasAzoresel marino español espera a parte del equipo de tierra para coordinar las operaciones de recuperación del Acciona 100% EcoPowered, el primer barco que ha circunnavegado el globo sin utilizar ni una gota de combustible fósil para alimentar la electrónica que equipa.

Era el segundo intento de Javier Sansó de terminar la Vendée Globe. En el primero, en el año 2000, un trozo de hielo se cruzó en su camino en pleno Índico. Como consecuencia del impacto uno de los dos timones se rompió, pero logró recorrer 3.000 millas con el otro hasta llegar a Australia. Desde allí, una vez reparado el timón, emprendió el camino de regreso a Barcelona, y el mástil se le vino abajo. También en esa ocasión llegó a tierra por sus propios medios, como en las otras cuatro ocasiones en que ha roto el palo de su barco. Ha sido la primera operación de rescate que ha tenido que vivir este experimentado navegante de 43 años.