La jornada internacional

¿El mejor gol de la historia?

Éxtasis 8 Ibrahimovic, loco de alegría tras materializar un gol para la historia, anoche en Solna.

Éxtasis 8 Ibrahimovic, loco de alegría tras materializar un gol para la historia, anoche en Solna.

JORDI TIÓ
BARCELONA

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En el fútbol existen los goles decisivos, por su trascendencia en el desenlace de un título; los goles de bulto, que sirven solo para engrosar tanteos sin más aliciente que el de añadir dígitos al marcador; goles cómicos o tontos, propiciados por errores de bulto... y los goles espectaculares. Dentro de esta última categoría es posible que el nuevo y espectacular estadio Friends Arena de Solna, al norte de Estocolmo, contemplara ayer, en su inauguración, uno de los mejores ¿o el mejor? tantos de la historia del fútbol. Su autor: un tipo con un ego tan grande como su esbelta figura y habituado a dejar su sello particular en muchas de sus obras: Zlatan Ibrahimovic.

Una imagen, o en este caso mejor un vídeo, vale más que mil palabras, pero la cosa fue más o menos así. Hart, el portero de Inglaterra que jamás olvidará el amistoso de Solna, despejó con la cabeza fuera del vértice del área un balón largo al que Ibra trataba de llegar. Su rechace quedó algo corto y mientras el balón seguía en el aire, la cabeza del delantero sueco empezó a carburar. Solo un loco, o un genio, sería tan insensato de imaginar la posibilidad de llegar a ese balón despejado y, de chilena, ya que controlar la pelota y girarse suponía dar segundos al meta para llegar a la portería, lanzar un zambombazo y meter el balón entre los tres palos tras una parábola infinita de más de 30 metros. Bien, pues Ibra no solo lo pensó en décimas de segundo, sino que lo hizo.

Máxima eficacia

¿Suerte o genialidad? De todo un poco, pero nadie podrá discutir la belleza de semejante obra que cerraba el póquer particular del exjugador del Barça, ahora en el París Saint Germain. Y es que Ibra no solo dejó un tanto para la memoria sino que marcó los cuatro goles de Suecia en el triunfo de los escandinavos ante Inglaterra. De hecho, el sueco materializó los tres últimos en solo 13 minutos (del 78 al 91), dando la vuelta al marcador (los ingleses dominaban por 1-2) y llevando al éxtasis a los 50.000 aficionados del Friends Arena.

Ibra, cansado de coleccionar ligas de diferentes países pero al que le falta la Champions, ya tiene otro motivo para reivindicar su figura y quien sabe si ganar enteros para optar al Balón de Oro, aunque igual ya es tarde para eso. Por ahora, tendrá que contentarse con hacer felices a los suecos mientras sueña con la Copa de Europa.