Superioridad blanca

El Espanyol fracasa ante un Madrid diezmado

Marcelo firma el triunfo del equipo blanco, que sufrió la expulsión de Casillas en el minuto 2

Adebayor controla la pelota ante la carrera de Galán, el joven central del Espanyol, ayer en Cornellà.

Adebayor controla la pelota ante la carrera de Galán, el joven central del Espanyol, ayer en Cornellà.

RAÚL PANIAGUA
CORNELLÀ DE LLOBREGAT

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Jamás lo tendrá tan bien el Espanyol para ganar al Madrid y callar a aquellos culés que piensan que el equipo blanquiazul siempre será un amigo de los blancos. Ayer tuvo una ocasión de oro para acabar con esa leyenda, pero ocurrió todo lo contrario. Los pericos jugaron contra 10 casi todo el partido por la expulsión de Casillas en el minuto 2, pero no les sirvió de nada. En su peor partido de la temporada en casa, el Espanyol fracasó sin remedio. Espeso, torpe y fallón, el equipo de Mauricio Pochettino defraudó en una cita de prestigio. No solo fue incapaz de batir al joven Adán, sino que Kameni evitó una goleada escandalosa (0-1).

Apenas se habían jugado 81 segundos cuando se produjo la jugada del encuentro. Más de un perico ni siquiera se había sentado cuando un torbellino agitó el estadio. Callejón, el hombre que más falta recibe de la Liga, hizo honor a su condición. El interior de Motril aprovechó un pase de Javi Márquez para encarar a Casillas, que le derribó. Quizá exageró un poco la acción el granadino, pero el meta del Madrid llegó tarde y tocó ligeramente a Callejón. Mateu Lahoz no dudó y mostró la roja a Iker, que dejó el puesto a Adán.

ERROR DE AMAT / Di María fue el sacrificado en una nueva escenografía. El guión pintaba bien para el Espanyol, pero enfrente tenía un rival dirigido por un técnico que se mueve de maravilla en contextos tenebrosos. Javi Márquez intentó imponer la superioridad blanquiazul con dos zurdazos (m .14 y 22), pero no tuvo fortuna y el Madrid se fue acomodando poco a poco a la situación. El equipo blanco no necesita tocar y tocar para crear peligro. El balón, para otros. Su fútbol es directo, vertical y letal.

Esas características adquieren mayor relevancia ante una defensa joven e inexperta. Pochettino prescindió de Forlín y dejó todo en manos de Javi López, Amat, Galán y Chica. Amat, el central de 18 años, regaló un balón decisivo a Ozil, que cedió a Cristiano. El portugués vio libre a su amigo Marcelo, que fusiló a Kameni (m. 23). Dos pases le bastaron al Madrid para plantarse en el área y tomar ventaja, justo el temor expresado por Pochettino en la víspera. Primer fallo de concentración y primer tortazo por un error clave.

Sin tiempo de digerir nada, Adebayor acarició el segundo ante la pasividad blanquiazul (m. 25). Y Adebayor envió el balón al larguero tras una larga carrera (m. 40). Era complicado jugar peor. ¿Dónde estaban las señas de identidad que han llevado al Espanyol a la zona europea? ¿A dónde había ido a parar el buen juego que había permitido sumar ocho victorias en 11 partidos en casa?

Pochettino fue incapaz de encontrar respuesta a estas carencias. Probó con Callejón de delantero centro, desplazó a Verdú a la izquierda (decisión incomprensible), utilizó al granadino en la derecha, dio entrada a Dátolo, a Álvaro, a Rui Fonte... Nada. Imposible. Con una defensa sobria, dirigida por un omnipresente Pepe -el central luso completó un partido brutal-, y las ayudas de los pivotes Xabi Alonso y Khedira, el Madrid controló a los pericos sin problemas. El árbitro también ayudó al perdonar la segunda amarilla al mediocentro vasco (m. 35), pero ayer puede que ni contra nueve hubiese marcado el Espanyol. Las sensaciones nunca fueran buenas, el equipo nunca supo encontrar la tecla correcta.

KAMENI, DECISIVO / Cristiano, tan silbado como siempre, volvió a exhibir su repertorio de quejas y lamentos, pero también mostró un despliegue físico encomiable que causó estragos en la defensa perica. Cada balón perdido por el conjunto local era símbolo de un contragolpe peligroso.

Guiado por una afición espectacular, el Espanyol se volcó en los últimos 20 minutos ante un Madrid agazapado y fortificado por dos líneas rígidas que aguantaron absolutamente todo. Callejón envió al limbo una clara ocasión (m. 73) y todo siguió igual, con el Madrid acumulando músculo en el campo y el equipo blanquiazul dándose cabezazos ante una pared de hormigón que no cedió en ningún momento.

Lass y Sergio Ramos acabaron de apuntillar la muralla blanca, mientras un Espanyol nulo tropezaba una y otra vez en la misma piedra. Adebayor tuvo tres ocasiones de libro para firmar un resultado más abultado, pero Kameni se agigantó para mantener las esperanzas pericas hasta el último suspiro.