CIUTAT VELLA

El templo más 'kitsch'

El bar Sor Rita lleva seis años jugando con los dobles sentidos y las palabras picantes

Tacones en el techo 8Interior del sorprendente bar Sor Rita.

Tacones en el techo 8Interior del sorprendente bar Sor Rita.

ANNA ROCASALVA

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Dice el chiste que sor Rita, harta del doble significado, imploró cambiarse el nombre al arzobispado. El día de la ceremonia, la monja sacó un papelito al azar que debía contener su nuevo apelativo, pero este rezaba: sor Raimunda (que podía entenderse como zorra inmunda).

Honrando al chiste, el bar Sor Rita (Mercè, 27) se ha convertido en la quintaesencia del doble sentido y los juegos de palabras picantes. Situado en la calle de la Mercè, es un santuario de la fiesta, donde los parroquianos pueden rendirse al placer culpable de cantar a grito pelado canciones de Las Ketchup. O dejarse seducir por la decoración erótico-religiosa, como el cuadro de una monja sexi iluminado con luces de neón, o la pared llena de Barbies y Kens practicando el Kama-sutra. Porque, desde hace seis años, el Sor Rita es el templo de lo más kitsch, retro y petardo.

El bar tiene un variopinto surtido de propuestas descaradas, desde los lunes de tarot hasta los jueves de karaoke. "Los martes hacemos aperitivo -explica una de las socias del Sor Rita, Paz González- llamado 'Todo sabor mi martes' como homenaje a 'Todo sobre mi madre'". Y es que la esencia más folclórica de Almodóvar empapa hasta el último rincón del local. La multitud de zapatos de tacón clavados en el techo en referencia al filme Tacones lejanos es un ejemplo de ello.

Un domingo al mes se celebra el DoBingo, una cachonda mezcla entre karaoke y bingo, y el bar se llena hasta los topes. Enfundado en su traje brillante, el maestro de ceremonias, Xavier Villena, ameniza la velada junto al camarero Rubén Domènech, que da vida a la despampanante Charo. "Charo es una hortera, en plan fiesta mexicana, o gala de fin de curso de 1985 -define Domènech-. ¡Y le encanta meterse con todo el mundo!". 

Canción por cartón

Para conseguir un cartón solo hay que pedir una copa o desgañitarse con las canciones de Paloma San Basilio, Camilo Sesto o Raffaella Carrà, entre otros. "Es lo que nosotros llamamos música retropetarda", aclara González. "¡No vayáis tan rápido cantado los números!", exclama una del público durante el bingo. "¡Pues deja la bebida, cari!", contesta Villena, despertando las carcajadas de los asistentes.

Y hablando de cosas hilarantes y tacones que se alejan, el evento del año es, sin duda, la carrera en tacones. "La celebramos en septiembre, durante el aniversario del bar, y los concursantes tienen que correr desde la esquina de la calle hasta la puerta del Sor Rita", explica González. ¿El premio? Reventar una piñata en forma de pene o, como la llaman allí: la pollata.