UNA VECINA DE CIUTAT VELLA...

Annabel Totusaus, actriz: "Me gusta vivir en el meollo"

La actriz Annabel Totusaus, nacida en Calafell, acumula muchas vivencias personales en Ciutat Vella

La actriz de Calafell Annabel Totusaus, en la plaza del Rei, en el Barri Gòtic.

La actriz de Calafell Annabel Totusaus, en la plaza del Rei, en el Barri Gòtic.

CARME ESCALES

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Annabel Totusaus (Calafell, 1974) se instaló en Barcelona en 1993. Lo hizo en un piso en la calle de Sant Pere Mitjà que compartía con compañeros del Institut del Teatre, cuando esta escuela de artes escénicas estaba todavía en el palacete que ocupa hoy la Biblioteca Bonnemaison, en la calle de Sant Pere Més Baix.

Para ella, teatro, y cultura en general, y vida en la gran ciudad siempre han ido de la mano. "Si vivo en una ciudad, me gusta que sea en el meollo", expresa Totusaus que, aunque durante un tiempo vivió en un piso en la calle de Nàpols, en el Eixample, era ese centro neurálgico de Ciutat Vella, y todos los escenarios que en él visitaba, para ensayos, actuaciones, o como espectadora, lo que más la atraía de Barcelona. "Mientras vivía en el Eixample, un día un amigo fotógrafo me dijo que se alquilaba un piso en la calle de Dagueria, en el Born, y me trasladé. Viví allí siete años", explica.

Comunidad de artistas

Aquellos siete años en el Born, Totusaus vivió rodeada de artistas. "En el mismo edificio vivían un violinista, un trompetista, un fotógrafo... Y hacíamos mucha vida de vecindario", rememora. "Era bonito porque en las ciudades como Barcelona, esa relación muchas veces se pierde, o no se da. Nosotros, en cambio, subíamos a la terraza comunitaria y compartíamos velada todos los vecinos artistas", dice quien sube estos días a escena a encarnar a una madre de acogida.

Bajo la dirección de Sergio Arróspide, Totusaus interpreta a Cristina, una mujer que, junto a su pareja de ficción, Marcos (Eduardo Telletxea), y un tercer actor en escena, Pau Sastre, en el personaje de Miquel, muestran una experiencia de acogida. Es a través de la historia de un menor que la justicia aparta de un padre con problemas de drogas y alcohol. La obra, Dos familias, de Barcelona (Consell de Cent, 435) hasta el próximo 29 de octubre.

Rodeada de teatros

Vivir en ese meollo urbano en el que Totusaus se siente bien ha sido a la vez muy cómodo para ella, profesionalmente. "Cuando estuve con la compañía Dagoll Dagom, ensayábamos en una sala sobre el Teatre Poliorama", explica. "Con la Cubana, estuvimos mucho tiempo en el Tívoli y en el Victòria, todo en el centro. Me gustaba tener el trabajo cerca", cuenta alguien que se ha movido siempre en bicicleta por la ciudad. "El metro no me gusta, por las aglomeraciones, sobre todo. La bici me da libertad, rapidez y salud. Aunque en el Raval me robaron la mía, una vez que estuve dos días en València por trabajo. Desde entonces, utilizo el Bicing", añade quien desde marzo vive en el Maresme.

En el Barri Gòtic queda su piso, alquilado, después de una docena de años de haberlo habitado. "Lo compré en el 2005, al regresar de dos años de gira por España con La Cubana. Había ahorrado dinero y, con 29 años, no me apetecía compartir", afirma. Y, el primer piso que visitó, la conquistó. "Es un quinto sin ascensor, de 40 metros, bajo terraza, pero mi padre, que es carpintero, lo dejó precioso, con vigas a la vista", detalla la actriz.

"Me gustaban especialmente los inviernos, porque es muy cálido. El verano, recuerdo las ruidosas barbacoas de vecinos del barrio", precisa. Ahora, la actriz visita Ciutat Vella con misiones concretas: "Castings, amigos y restaurantes, teatro y por placer. Vengo a pasear. Y con la calma, veo muchas más cosas que antes". En febrero, volverá a actuar en el Poliorama. Lo hará con El llibertí, dirigida por Joan Lluís Bozzo.