Los premios de EL PERIÓDICO

Sánchez de Toledo vuelve con sus niños

El flamante Català de l'Any 2012 regresa a la rutina agradecido y aún «en una nube»

Enric Hernàndez, director de EL PERIÓDICO, y Sergi Loughney, director de la fundación Abertis.

Enric Hernàndez, director de EL PERIÓDICO, y Sergi Loughney, director de la fundación Abertis.

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ni la menor licencia se permitió ayer el nuevo Català de l'Any. Josep Sánchez de Toledo («i Codina», como ya le pidió su madre que recordara si salía elegido) siguió su rutina habitual y a las 8.20 horas, con muy pocas horas de sueño, ya realizaba la protocolaria visita a los enfermos. Quería saber las novedades en la planta de Oncología y Hematología Pediátrica del Hospital Vall d'Hebron durante la pasada guardia, mientras él recogía el premio con el que le distinguieron los lectores de EL PERIÓDICO y los telespectadores deEls matinsde TV-3.

Fue en este programa donde el doctor explicó sus sensaciones tras recibir el galardón. Más de 200whatsappsy 150 mensajes que le sumían «en una nube» al recordarle que su trayectoria era la más admirada por la sociedad catalana. Algo que sirvió para dar visibilidad a las vivencias de los pacientes, «sus esperanzas y angustias», un nuevo «estímulo» para ellos y para los profesionales que les asisten, en palabras del médico.

NUEVOS RETOS / Una forma de hacer visible la realidad de esta enfermedad a ojos de la sociedad y, en particular, a los del presidente de la Generalitat, Artur Mas, a quien tuvo ocasión de pedirle más implicación en el sector sanitario. «No nos sentimos abandonados, pero necesitamos estar más acompañados y superar el desencanto», resumió. Aclarando, eso sí, que el enfermo «jamás» sufre las consecuencias de esta crisis.

El premiado se reconforta al ver cómo evoluciona la medicina, garantizando la supervivencia del 90% de los pacientes en algunos tipos de cáncer, cuando 50 años atrás la leucemia, por ejemplo, era incurable.

Pero planteó dos grandes retos: que el exitoso porcentaje de curación en nuestro país se amplíe a otros con menos medios. Y luchar «por ese 20% de niños con cáncer que no sobreviven». En ambos casos consideró clave el avance en investigación clínica y de laboratorio.

LAZOS ETERNOS / En materia social también se han logrado avances. «La gente ya no se gira en un restaurante cuando entra un niño sin pelo», dijo. Un alivio para la familia, que cuenta además con más respaldo de asociaciones y fundaciones que le acompañan en este delicado trance.

Un trance en el que se traban fuertes vínculos emocionales que perduran con el paso de los años. Incluso cuando llega la fatalidad. «Recuerdo a Pau Parra, un chico de una humanidad tremenda, que hizo escritos fantásticos en los que describía qué sentía en cada fase de la enfermedad. Desgraciadamente -explicó el doctor-, no pudo salir adelante. El martes, al recoger el premio, me venía a la cabeza continuamente».