Formo parte de una familia inmigrante procedente de América del Sur. Elegimos Barcelona por ser una ciudad marítima. Después de unos años trabajando y adaptándonos a la nueva vida, resulta que no sabemos a qué país hemos venido a parar. Muchos catalanes dicen que son una nación y que no pertenecen a España; la odian y odian el idioma castellano, pero no se atreven a declarar la independencia. Si compramos una propiedad y luego se declara la independencia, ¿habrá otra moneda? En Catalunya se pueden hacer las cosas en cualquier idioma, pero está mal visto hacerlas en castellano... No se puede ver teatro clásico, ni asistir a conferencias, cursillos o seminarios porque no se hacen en castellano. Estamos pensando en irnos de Catalunya. Haremos una segunda migración hacia otra ciudad de España. Por ejemplo, Alicante. Hemos estado allí; se lee y habla castellano fluidamente. Los alicantinos son una parte de España y no hacen alardes independistas. No es agradable vivir en la incertidumbre de no saber a qué nación pertenecemos. Si el Gobierno está convencido de que Catalunya es territorio español, ¿por qué permite estas ínfulas independistas? ¿A quién benefician? Supongo que a algunos políticos demagogos y oportunistas. Sé, por las guerras que ha sufrido Europa, cuál es el destino final de los fanatismos nacionalistas. El arte de dividir es muy antiguo. Los países formados por estados unidos son las potencias mundiales.
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