La ciudadanía no es responsable de esta crisis. Por tanto, tampoco tendría que pagarla, sobre todo cuando está provocada por los mismos que ahora quieren beneficiarse de ella y a todo le dan un precio en lugar de un valor. No todo es mercancía. Por eso creo que es un gran error, por parte de la izquierda parlamentaria, aceptar la discusión de la ¿ley ómnibus¿ en tres bloque, en lugar de hurgar en sus contenidos. Esta ley pretende modificar 100 leyes anteriores que afectan a materias tan importantes como urbanismo, derecho a la vivienda y protección al medioambiente; abre la puerta a la especulación urbanística y a la privatización de servicios esenciales y hace pedazos el Estado del bienestar. Los partidos de izquierdas deben ser coherentes. No pueden decir que entienden el malestar de la sociedad y no actuar en consecuencia. Como hemos visto, si hacen oídos sordos, entonces es cuando las plazas se llenan de descontento y sueños y los parlamentos se quedan huérfanos.
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