Sábado, 7 de julio del 2012 Aratz Azpiri (Barcelona)

Leí hace poco un artículo en este diario sobre una asociación acusada presuntamente de tráfico de marihuana, llamada la MACA. Soy su socio terapéutico número 841. Estoy enfermo de fibromialgia -enfermedad muscular- desde hace diez años y otras muchas personas dentro de esta asociación también están enfermas. La marihuana nos alivia los dolores y nos ayuda a vivir mejor. Estas personas dependen de esta asociación para poder obtener marihuana terapéutica de calidad a un precio asequible. Su administración es sin ánimo de lucro, ya que el dinero que pagamos los socios se utiliza para: cubrir el alquiler del local, los gastos de producción, las facturas de luz y los sueldos de los trabajadores. Después de pagar todo lo mencionado no queda dinero y, por lo tanto, no hay beneficios. La Guardia Urbana no investigó lo suficiente, sino que cuanto vio que se distribuía marihuana entró en la asociación y la desmanteló. Dicen que encontraron 200 plantas; parecen muchas, pero somos más de 850 socios. La Guardia Urbana no sabe que esta asociación es miembro de FAC (Federación de Asociaciones Cannavicas) y que para entrar en ella se debe pasar unos estrictos controles que verifiquen que es legal. Si la asociación cumple todas las leyes puestas por el gobierno, ¿qué derecho tiene la Guardia Urbana a entrar en un local y llevarse todo su material sin ni siquiera haber hecho una investigación a fondo? Además de acusar injustamente al presidente de la MACA, José Afuera, de delito contra la salud pública. Los únicos que están cometiendo ese delito son los agentes de policía, que nos han dejado sin nuestra medicina, que tanto necesitamos para poder seguir adelante con nuestras vidas.

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